El Vaticano reiteró ayer que las puertas del sacerdocio deben estar cerradas para quienes tengan “una identidad sexual incierta” o “tendencias homosexuales fuertemente asentadas” y sugirió a los responsables de los seminarios que utilicen la ayuda de psicólogos para evaluar, mediante tests y entrevistas, si el perfil de los candidatos a prepararse para el ministerio sacerdotal se ajusta o no a esos requerimientos.
En un documento que ayer presentó el cardenal Zenon Grocholewski, prefecto de la Congregación para la Educación Católica, la Santa Sede fija las condiciones “psicológicas” que deben poseer quienes aspiren a ser admitidos en el seminario. El texto, que ha sido aprobado formalmente por Benedicto XVI, señala que los sacerdotes deberán tener un “sentido positivo y estable de la propia identidad viril, la capacidad de relacionarse de forma madura con otras personas, el gusto por la belleza entendida como esplendor de la verdad y la capacidad de integrar su propia sexualidad en consideración a la obligación del celibato”.
En este punto, el documento precisa que para garantizar la posibilidad de vivir “en fidelidad y alegría” el celibato, “no basta asegurarse la capacidad de abstenerse del ejercicio de la genitalidad”, sino que es preciso “valorar la identidad sexual”. Leer más



