Disección a la dependencia emocional

¿QUÉ ES LA DEPENDENCIA EMOCIONAL?

La dependencia emocional es una barrera que no permite a una persona evolucionar respecto a otra u otras. Dependiendo del marco donde se desarrolla esta relación se puede describir con términos más concretos:

• Crecer y responsabilizarse: en núcleos familiares
• Reconocer y afrontar sentimientos: en relaciones
• Elegir: en amistades

La dependencia te roba derechos. Si no eres capaz de liberarte de aquello que te impide crecer, afrontar, responsabilizarte, reconocer y elegir ¿qué te queda? Si queda algo es sólo una versión de ti totalmente sesgada en la que hay migajas de tu esencia. Queda, al igual que en el final de una bolsa de aperitivos, las migajas que nadie quiere y son desechables.

Si una persona vive alimentada por otra, esa relación se vuelve totalmente dependiente e indispensable para quien actúa de satélite. Pero ¿cómo se ha llegado a este punto?

EL ORIGEN

Una relación dependiente actúa como paliadora de una situación negativa. Es decir, con “alguien” estoy “menos mal” (menos mal no es lo mismo que mejor, ni por asomo) que solo, por eso decido estar con esa persona. De pronto esa persona que no es alguien que me aporte se convierte en mi primera opción.

• Cubre necesidades: compañía, afecto, pertenencia.
• Fomenta la creación de hábitos: son relaciones que se exprimen, se repiten diariamente, con lo que el hábito se fortalece con rapidez dando la sensación de que tanta unión es por la potencia del sentimiento cuando en realidad es por la repetición de los encuentros y contactos entre ambos.
• Aisla de relaciones que hagan la competencia: te aislas, por decisión propia, de tus redes de apoyo social, generalmente amistades, a las que dejas de ver o reduces drásticamente la frecuencia de estos contactos.

LA CONDUCTA ENCUBIERTA: EVITACIÓN

En definitiva, una relación de dependencia oculta la evitación de la parte dependiente de afrontar sus propias carencias en detrimento de dejar que otra persona cubra las limitaciones percibidas a cambio de imponer otras nuevas.

Como en cualquier relación hay cosas que ganas y cosas que pierdes. En ese caso, si es una relación como cualquier otra ¿dónde está la clave para que esta relación sea tan tóxica?

El punto destructivo de este tipo de relaciones es que las cosas que pierdes son cosas básicas para el funcionamiento autónomo diario (red de apoyo social, cubrir tus propias necesidades, responsabilizarte, crecer, percibir tu entorno como un lugar donde puedes obtener en función de tu esfuerzo).

Si renuncias a lo básico tienes que esforzarte al máximo para llegar a un nivel aceptable ya que tu bienestar no parte de cero en una hipotética escala de medición sino de -1.

Además, por otra parte, todos los comportamientos de sobreesfuerzo que ejecutas en una situación de dependencia no van destinados a cubrir tus propias necesidades sino a contentar a la persona de la que dependes, por lo que te desatiendes doblemente.

El panorama es desolador. No sólo sientes que no eres capaz de cubrir tus necesidades sino que también tienes que estar al límite de tus posibilidades para atender las de tu persona de referencia, por tanto, ¿qué momento queda para que seas tú mismo? ¿En qué ocasión puedes desatenderte? ¿En qué momento puedes relajarte? ¿En qué momento puedes simplemente ser en lugar de hacer algo por la persona de la que dependes?

Exactamente. La respuesta es nunca.