¿Alguna vez te has escuchado diciendo las ganas que tienes de que algo te pase y una vez que lo tienes cerca tan sólo ves todas las cosas que pueden impedirte conseguirlo? Llevar tanto tiempo deseando algo es una prueba de fuego que te deja al descubierto cuando lo consigues o desistes de seguir intentándolo.
Pero con diferencia lo peor que te puede pasar es que estés a punto de conseguirlo y empieces a darte cuenta de que estás tan acostumbrado a desearlo y no lograrlo que estar tan cerca de alcanzarlo te hace sentir incómodo. No estás entrenado para celebrar el triunfo, tan sólo para desearlo.
Esto, no debería ser así, pero sucede porque las personas nos adaptamos a todo. Nuestra capacidad de supervivencia es lo que nos distingue de cualquier otra especie. Por eso, si entiendes que para sobrevivir lo más sano para ti es no tener expectativas de éxitos inalcanzables, vivirás rehusando tener éxito. ¿Para qué vivir un sueño que no puedes mantener? ¿Para qué probar el dulce si el resto de tu vida todo será amargo?
Todo este pensamiento es una reflexión para que cuando intentes algo lo desees hasta el punto de conseguirlo. Que no te resulte raro lograrlo porque sino estarás estancado. Y, sobre todo, no veas fantasmas donde no los haya. No trates de crear obstáculos donde no los hay para justificar el quedarte estancado. No te preocupes por el futuro y los problemas que puedan venirte, tan sólo vive el presente. Cada día tu única meta que sea vivir ese día. Total, no sabes si tendrás otra oportunidad mañana. No vivas como si fueras eterno, cuando realmente en un instante puede acabarse todo.