¿Alguna vez has reparado en cómo utilizas el lenguaje? No me refiero a si empleas el castellano correctamente, sino el uso que le das al idioma cada vez que te comunicas contigo mismo/a o con alguien.
Hay personas cuyo ego hace que cada frase comience por un “yo”.
Hay quienes culpan al otro combinando advertencias inculpadoras en mitad de una conversación.
Hay quienes a una respuesta de sí o no responde “no sé” dando a entender su rol de sumisión.
Hay quienes se refieren a hechos o situaciones modificables en términos más acordes a sucesos imposibles de controlar, dando a entender su sensación de indefensión e impotencia frente a ese acontecimiento.
Hay quienes cuando te ven por la calle, al preguntarles cómo están, te dan su información laboral, sentimental y familiar pero no te responden con un simple “bien” o “mal”. Esas personas acaban de demostrarte que otorgan más valor a la posesión, a lo material, que a lo emocional.
Hay quienes en mitad de una conversación se quitan la máscara y sentencian en términos dictatoriales, mostrando su verdadera cara, esa con la que se sienten superiores e intocables.
Cada persona utilizará el idioma de cualquiera de éstas y más maneras pero lo más importante es cómo lo utilizas tú. Escúchate.