Sobre las lagunas de la educación

Desde pequeños nos ponen límites: “No hagas esto, no hagas lo otro…”. Nos educan desde la restricción. Nos enseñan que la libertad es limitada y traspasar una línea supone ser castigado.

Ante esto es normal ver cómo muchos hijos se rebelan y tratan de ampliar el límite del castigo cada vez más y los extenuados padres castigando cada vez menos por agotamiento. Son víctimas de su propio juego. Si educan desde el castigo deben castigar pero el castigo es agotador para el que lo ejerce más que para el que lo recibe.

Una educación basada en el castigo es un error. Aleja a las personas. Alimenta emociones negativas que se almacenan y terminan explotando.

Para la educación es útil recurrir al símil de los idiomas. ¿Has probado a hablar en español con alguien que no maneja el idioma? Por muy lento o claro que hables jamás te entenderán. Con los hijos pasa igual. Debes hablar en su idioma y no me refiero a que utilices su jerga sino que utilices el lenguaje afectivo.

Da cariño en lugar de castigar quitándolo. Enseña a gestionar las emociones en lugar de hacer como si la parte emocional no fuera importante. No refuerces a tu hijo con nada material sino con algo afectivo o, en todo caso, con algo material que tenga un significado emocional importante para ambos.

Las personas siempre vamos a estar buscando el afecto. Cuanto antes entiendas esto y lo adaptes a tu estilo educativo mejores cartas tendrás para jugar a ser padre o madre.

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