Encuentro Rajoy, Mas y Príncipe Felipe: Análisis No Verbal

El encuentro de hoy entre fuerzas políticas enfrentadas y una figura pública en entredicho ha sido un master en contención por parte de todos, preferentemente por la clase política. Sin embargo, afortunadamente, en el lenguaje no verbal juega un importante papel el inconsciente y gracias a ello se han visto gestos más que interesantes.

Una imagen es una forma de sesgar información, extraer algo del continuo donde se desarrollaba lo modifica y lo hace manipulable. Por eso, el plato fuerte de este análisis será un video. No obstante, antes quiero comentar dos imágenes que tiene mucha información, pese al riesgo de que ésta esté sesgada.

Imagen 1. Foto de grupo sin nadie tomando la palabra.

Hace poco hablé en el blog de “El poder de la imitación” como herramienta para ganar el favor en el ámbito social y como estrategia de integración y acercamiento a nuestro interlocutor. En esta imagen, llama poderosamente la atención cómo Artur Mas y el Príncipe Felipe replican el mismo patrón de brazos. Esto es un intento de conexión entre ambos. Posturas abiertas suelen indicar deseo de conectar, contactar, comunicarse. En caso de que dos personas reproduzcan un patrón abierto se traduce como deseo de comunicarse entre ellos.

En la parte más próxima de la imagen vemos a Mariano Rajoy y a la Ministra de Fomento Ana Pastor en una intercomunicación totalmente artificial. Pastor con sonrisa mantenida, algo que prolongó durante todo el acto que no tiene un origen creíble en el gesto de Rajoy. Poderosamente me llama la atención la actitud hermética de Rajoy durante gran parte del acto: posturas cerradas (como la de la foto), nulo interés en cruzar miradas, frecuentes bajada de mirada al hablar, rostro en tensión y cejas caídas sin llegar a fruncir el ceño pero sí en proceso de hacerlo.

En definitiva, se ha intentado ver a un Príncipe Felipe jugando la carta de la proximidad y cercanía (algo que apoyó en su discurso posterior sobre la unión de España), un Mas que jugaba en casa (inauguración del AVE en Figueras) que se ha mostrado locuaz sabedor de que no tiene otra ubicación donde desarrollar esa conducta directa (se ha notado sobre todo en su mirada directa a los ojos de su interlocutor en la mayor parte del acto), una Ana Pastor de comparsa buscando no desentonar ya que no es el centro de atención y un Mariano Rajoy que ejemplifica con su lenguaje no verbal el hermetismo de su gestión.

Imagen 2. Foto de grupo mientras toma la palabra Mas

Rajoy-mas hablando

Toma la palabra Mas. Las miradas se dirigen a él. Si os fijáis la varianza con respecto a la imagen anterior es que el Príncipe Felipe abre algo su postura abriendo el brazo derecho para abrir la comunicación con Rajoy de modo físico a la vez que la mantiene visualmente con Mas. Lo dicho, Príncipe jugando la baza de la cercanía y el comunicarse con todos. Mas mientras habla se abarra la punta de los dedos con la mano contraria. Un gesto clásico de contención. Más claro resulta en el caso de Rajoy. Pasa de una situación tensa de no comunicación en la imagen 1 a una más relajada al ser el centro de atención Mas pero eso no elimina la tensión que siente el presidente y sigue conteniéndose. Aunque menos tenso que antes, continúa con una posición de manos sujetas muy característica. Es diestro y bloque su mano dominante con la izquierda. Truco de contención llevado al extremo. Otro indicio de la tensión de Rajoy es su posición ligeramente hacia adelante sobre el respaldo del asiento. Pendiente de quien tiene que estarlo (Mas) y atento para reaccionar en caso de que fuera necesario. El comportamiento no verbal de Ana Pastor no revela nada interesante. Simplemente, como he dicho antes, acompaña para no desentonar.

Video.

Como ya he dicho, Mas juega en casa. De ahí que tome la iniciativa. En este video se ve cómo trata de marcar el tono del ambiente intentando que sea distendido. Marca el territorio. Es el único de los cuatro presentes que termina frases con un toque que va aumentando en intensidad sobre la mesa del vagón. Ese golpe es un signo de poder y autoridad. Si os fijáis, Rajoy muy pocas veces pone las manos sobre la mesa y cuando lo hace  invade el espacio de Ana Pastor, algo fácil al ser alguien con estatus inferior al suyo y de su propio partido.  Todo lo contrario que Mas, que trata de ganar espacio e imponerse mediante el golpe sobre la misma. El golpe es algo más sutil pero mucho más impactante por no ser algo habitual en reuniones de este tipo. En cierto modo, es un muy moderado pavoneo el que ejecuta Mas.

A la salida del vagón se produce para mí el gesto más revelador de lo que he podido ver. En la escalera mecánica, tratando de ponerse al mismo plano los 3 dirigentes (Ana Pastor queda ya relegada a un segundo plano) se oyen voces reclamando la atención del Príncipe. En ese momento el Príncipe se gira y rápidamente Mas, para salir en la foto y transmitir sensación de acompañamiento al invitado con el que más ha compartido el trayecto, se gira dando la espalda a Rajoy. Un instante de contención se observa en Rajoy que no sabe qué hacer hasta que oye voces que llaman a Mas, seguramente para aparecer en la foto. En ese momento, Rajoy, al verse ninguneado e ignorado, aplica uno de los amortiguadores sociales más usuales: la sonrisa. Una sonrisa totalmente injustificada que busca aliviar la tensión que le produce el ninguneo. No quedándose ahí, Rajoy adopta una postura más propia de un bar que de alguien que acompaña a dos dirigentes y decide apoyar su codo sobre la escalera y adelantar una de sus piernas para salir en la fotografía, no estar tan tapado y transmitir comodidad (una muy falsa comodidad).

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