La primera aparición pública de alguien que acaba de conseguir ocupar el puesto de mayor responsabilidad dentro de su organización da lugar a la aparición de nervios.
En el caso del Papa Francisco, estos se materializan en el primer momento cuando decide tomar la palabra en el micrófono (min. 1:02) y sujeta con su mano derecha la base de éste.
El sujetar un elemento es una forma de descargar nuestra tensión a la vez que ejercemos un control sobre algo. Esta conducta se entiende como tal y, de hecho, sólo se produce en el primer momento, en el de “romper el hielo”, conforme avanza su breve aparición su lenguaje no verbal varía.
La evolución no deja en ningún momento de buscar la liberación de la tensión a través de la presión. Si en un primer momento era la base del micrófono, a continuación, tras haberse presentado y haber sido ovacionado, opta por juntar ambas manos.
A partir del minuto 1:15 se aprecia cómo va buscando su propio tono a la hora de expresarse y su entonación va acompañada de sus gestos a través de las manos.
Sus comienzos de frase van acompañados de movimiento de las manos a la vez que el final de éstas conectan con conexión entre ambas. Esta conexión de manos comienza siendo de las yemas de los dedos (min. 1:20) en el principio, lo que se interpreta como una toma de contacto o romper nuevamente el hielo, tantear qué decir realmente.
A partir del minuto 1:24 conecta conceptos clave (Roma, mis hermanos cardenales, mundo) de su discurso con la postura de mano cerrada. Esto se interpreta como liberación de tensión porque tiene que decir esos conceptos, no se le pueden olvidar. En cuanto los dice, siendo estos además parte de una broma, sus manos se vuelven a juntar pero en esta ocasión el dedo pulgar, el cual representa al ego, se libera levemente (traducción: objetivo conseguido = YO lo he conseguido).
En el minuto 2 vuelve a juntar las manos con los dedos entrelazados, en este caso, realizando un gesto simbólico a la vez que pide rezar una plegaria por el anterior Papa.
Durante su breve discurso su expresión facial acompaña a sus palabras, apareciendo una sonrisa al final de sus bloques clave (broma sobre que han ido a por él al fin del mundo y ruego de plegaria por el anterior Papa).
Su entonación comienza en tono bajo y ritmicidad variante al principio pero tras su primera frase se libera de tensiones y se aprecia a nivel vocal.