He perdido muchos años de mi vida tratando de ayudar a todo el mundo. Craso error porque he intentado ayudar a todas las personas que creía que podían beneficiarse de una ayuda, siempre que estuviera a mi alcance proporcionársela, incluidas personas que no creían necesitarla. Si alguien siente que no necesita algo no atenderá a quien se lo ofrece. Sin embargo, era tal mi “buenismo” que intentaba ayudar por todos los medios.
¿Resultado? Que para algunas personas he sido un auténtico pesado ofreciendo ayuda a problemas que tan sólo yo veía. Si alguien no tiene un problema no va a buscar una solución. Ofrecer una solución a un problema que no se percibe es de idiotas. En ese bucle de idiotez me he movido muchos años.
Supongo que todo tiene un fin. Incluso las ganas de hacer comulgar a alguien con ruedas de molino. La mayor pérdida ha sido en mi caso la del tiempo que he malgastado. Se me ocurren un millón de cosas más importantes que ofrecer ayuda a quien no la quería. Podía haber hecho un millón de cosas en todo ese tiempo que he tirado a la basura.
No obstante, prefiero ver todo ese tiempo invertido como un paso necesario para que me diera cuenta de que era un auténtico pesado y hartarme de recorrer ese camino en el que siempre llegaba a un punto muerto en el que me sentía frustrado.
[Tweet “¿Por qué no me escuchan si sólo trato ayudar? – era mi pregunta”]
[Tweet “Porque no les interesa mi ayuda – es hoy (al fin) mi respuesta”]
Como siempre, prefiero contarlo que escribirlo. Así que dale al play para conocer la historia completa.