Ayer, en una conversación improvisada, hablaba de lo sano que sería cambiarte el nombre cuando tuvieras una edad en la que empezaras a saber quién eres, digamos 40 años.
¿Por qué cambiarte el nombre?
Porque tu nombre heredado (el impuesto por tus padres) no resuena al 100% con quien eres sino con quien querías ellos (desde la buena fe) que fueras. Te acercaron a esa espejo a través del cual tenías que mirarte para ser igual que él/ella con un nombre. Por tanto, no te permitieron ser tú sino ser parecido a lo que tu nombre resonaba.
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Pero es que ni aunque tú te hubieras puesto tu nombre lo hubieras hecho bien. Porque no te conoces hasta que pasa un tiempo. Mejor dicho, hasta que no vives 40 años no empiezas a tener claro quién no eres y quién puedes llegar a ser.
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