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 Vanesa Estepa, psicóloga alcoyana

EXCLUSIVA VANESA ESTEPA

 

Últimamente hemos empezado a escuchar y ver en los medios de comunicación demasiadas noticias de este tipo, “Menor de edad agrede a su madre, por cualquier circunstancia, y se ve obligada a denunciarle porque teme por su vida. La situación se ha ido tanto de las manos que no puede controlarla y su única solución posible es acudir a la justicia”.

 

Nos encontramos ante un fenómeno nuevo, del que todavía se conoce muy poco, y que ha aumentado en  España en un 8% desde el año 2000 al 2007, siendo esto solo la punta del iceberg.

 

Estamos hablando de la violencia ejercida por los hijos hacia sus progenitores. Un hecho antinatural, que se da en familias de clase media y alta con un entorno favorable desde el punto de vista económico, cultural y educativo. Este problema no existe con los jóvenes gitanos, que tienen un gran respeto a sus padres, o en niños que tienen muchos hermanos, por ejemplo.

 

La edad crítica es la adolescencia, 14-18 años, aunque aparecen casos extremos de hasta 7 años. Son niños caprichosos, sin límites, que dan órdenes a los padres, organizan la vida familiar y chantajean a todo aquel que intenta frenarlos. Quieren ser constantemente el centro de atención, son niños desobedientes, desafiantes, que no aceptan la frustración, además de irresponsables, egoístas, hedonistas, incapaces de sentir culpa y mostrar empatía. No sienten remordimientos. No hay sentimiento de vinculación moral o emocional, ni con sus padres ni con otras personas o instituciones, aunque pueden establecer lazos de amistad por conveniencia.

 

Utilizan tanto la violencia física como la psicológica (vejaciones, desplantes, insultos, amenazas, agresiones físicas, rechazo a las pautas vitales propuestas por los padres, intentando incomodarles y causarles daño, así como amenazándoles con el abandono de los estudios, o el querer marcharse de casa…)

 

La violencia, dependiendo del hijo agresor es:

  • Los hijos varones, usan agresiones más “primarias”, más brutales desde el punto de vista físico, llegan a extremos más intensos de violencia física; y en algunos casos utilizan un objeto “intimidador” como un puñal o cuchillo;
  • Las hijas se caracterizan por un carácter psicológico más “refinado”, menos físico y más a lo mental, y a los sentimientos.

Éstas realizan solo el 10% de las agresiones, frente a los chicos con un 90%. Las madres son las víctimas principales de estas agresiones, y son casi siempre las que denuncian. El motivo de agresión, en más de la mitad de las ocasiones es que el adolescente no quiso aceptar la autoridad de sus padres.

 

La causa principal, es un cúmulo de circunstancias: una sociedad excesivamente permisiva, unos padres muchas veces inmaduros, una falta de implicación y responsabilidad en el crecimiento de los niños.

 

Ser padre hoy es más difícil que antes, las relaciones entre los padres e hijos, han pasado a ser muy simétricas. No hay autoridad paterna. Los padres no ejercen el rol de protección, contención y educación de los hijos, la autoridad, la competencia y la confianza no se utilizan. Educar exige tiempo, en cantidad y en calidad.

 

Hay que imponer límites y decir no a los hijos, Algunos padres no ejercen su labor, no tienen criterios educativos, intentan compensar la falta de tiempo, y dedicación a los hijos, tratándolos con excesiva permisividad y ese no es el camino, tienen que educar a sus hijos en sus deberes y derechos, en la tolerancia, “deja hacer”, pero marcando reglas, ejerciendo control y, ocasionalmente, diciendo NO.

 

2 Comentarios

  1. creo que es un articulo muy interesante y en el q, los padres deverian hecharun vistaso,mmuchas veses se deve ha la falta de atension prestada por los projenitores,el vajo trato de motivasion en los hijos permitiendo q,sean otros quienes se los brinden ,no siendo los mejeres consejeros.creo q, hace falta involucrarse mas en lo q, los hijo realmete hasen, o muchas veces se deve ha la conducta del ambiente familliar en el q, rolan.

  2. Hola Rogelio,
    Me alegro que te guste el artículo, creo que es una buena manera para reflexionar sobre que sucede con la crianza de nuestros hijos, es cierto que los niños no vienen con un manual cuando nacen, pero estamos dejando que hagan lo qué quieran, y cómo quieren, sin ser conscientes de sus consecuencias y sin tener éstas repercusiones, y quizás los adultos, estamos supliendo las normas, deberes y obligaciones que deberíamos de “imponerles” con ropa de marca, con “plays”… para quitarnos la culpa por el poco tiempo que les dedicamos (o porque quizás, la generación anterior ha sido demasiado severa o estricta y los padres de hoy, no queremos que esto suceda con nuestros hijos, pero no deberíamos pasar de un extremo al otro, del severidad a la permisividad), porque los niños lo que necesitan son normas, directrices, figuras en las que apoyarse, en las que tener unos referentes, y no hay que olvidar que aunque, es cierto, que tenemos poco tiempo, hay veces que no es tanto la cantidad, sino la calidad, que les podemos dedicar.
    Un saludo.

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