Soñar con nuestra madre revela estados de profunda ansiedad.
Viajar con ella significa el deseo de recuperar ciertas claves de nuestra vida, ancladas en la infancia.
Oír que nos llama, indica tristeza por su ausencia o una conciencia culpable.
Pelearse con la madre implica la necesidad y el profundo deseo de prescindir de su tutela, de adquirir madurez e independencia.
Un sueño incestuoso con nuestra madre indica inseguridad y temor, y el deseo de volver a la infancia para sentirnos protegidos y mimados.
Soñarla muerta cuando en realidad esta viva revela el deseo de emanciparse del hogar y de su tutela.