La mediación es un proceso de gestión y resolución de conflictos a través de la incorporación de una tercera parte neutra e imparcial: el mediador. Gran parte de los conflictos sociales se podrían resolver sin necesidad de acudir a juzgados.
La función del mediador no es la de arbitrar ni aportar soluciones, sino crear un espacio neutral donde los enfrentamientos y reproches dejen paso al diálogo, la negociación y el trabajo mutuo. El objetivo es ayudar a las partes a obtener los acuerdos necesarios que pongan fin al motivo de discordia.
La mediación aboga por pasar de una cultura judicial a una cultura de diálogo y gestión responsable de conflictos por las siguientes razones:
- Porque es mejor consensuar que litigar
- Porque es mejor ser parte activa en la toma de decisiones que me afectan
- Porque es mejor la negociación que la imposición
- Porque es mejor resolver los problemas de forma rápida y sencilla y evitar un proceso judicial
Además, los acuerdos que se adoptan son:
- El resultado de un trabajo personalizado y adecuado a las necesidades y circunstancias de cada caso
- Satisface las voluntades de todos
- Su contenido no es impuesto, sino que las partes lo elaboran con total autonomía, siempre dentro del marco legal
- Como consecuencia de lo anterior, los acuerdos alcanzados en mediación son más duraderos y respetados
- Las relaciones quedan menos deterioradas.
- En situaciones de separación, ayuda a armonizar la relación entre las partes y a reducir el impacto negativo sobre los hijos
- Se reduce el tiempo invertido en el proceso, así como el desgaste económico y personal
- Es totalmente confidencial