Que a las 9.30 de la mañana (minutos después de abrir la Bolsa de Madrid) un comentarista radiofónico vaya dando como malas noticias las pequeñas oscilaciones a la baja de determinados valores del Ibex 35, eso no es información económica, eso es alarmismo.
Que se califique de “otra mala noticia” la previsión de que la economía china sólo crecerá un 7% (venía creciendo por encima del 10%), eso también es alarmismo.
Que se empiecen los telediarios y las portadas de los diarios, día tras día, con informaciones negativas pintando un panorama sombrío sin expectativas de futuro, eso también es alarmismo.
Que se diga que los precios de las viviendas van a bajar no sé qué cuanto por ciento, como si todo el parque de viviendas del país estuviese en venta, eso también es alarmismo.
Que las entidades financieras españolas piensen que todos sus clientes van a pasar de ser solventes a ser insolventes, con pérdidas multimillonarias que las descapitalicen obligando a las autoridades a una intervención, esto, después de tener el reconocimiento en todos los foros mundiales de ser el sistema financiero mejor gestionado del mundo, eso también es alarmismo.
Que los depositantes e inversores piensen que es mejor retirarse y no invertir “hasta ver qué pasa”, no sea que pierdan sus ahorros, eso también es alarmismo.
Que funcionarios que tienen el sueldo asegurado digan que gastan menos por lo que pueda pasar, eso es alarmismo.
El resultado de todo ello es un parón del aparato productivo con la consiguiente pérdida de empleo, de riqueza y de ilusión en el futuro. Pero todo esto no tiene nada que ver con la economía. Los economistas y toda clase de “expertos económicos” que hablamos por no estar callados, no tenemos ni idea de lo que está pasando. Y además algunos se permiten dar diagnósticos, corrigiéndose a sí mismos una y otra vez.
Pienso que no es la ciencia económica la que debe establecer el diagnóstico de la situación, sino otra ciencia, la psicología, que estudia el comportamiento humano. Por ello, desde aquí quiero hacer un llamamiento a los expertos en psicología para que sean ellos los que hablen, ahora les toca a ellos, y nos orienten a todos, políticos, banqueros, empresarios, etcétera, para superar esta crisis, sí, pero crisis de pánico.
Si conseguimos perder el miedo a lo que pasará dejaremos de estar paralizados y empezaremos a ver las cosas con más alegría; dejaremos de alarmarnos porque a los diez minutos de iniciada la sesión de la bolsa, Ferrovial SA haya bajado un 0,2% (aunque ninguno de nosotros tengamos acciones de esa empresa); se apagarán estas falsas alarmas que cada día nos intranquilizan decenas de veces; y las miles y miles de personas que sufren cada día, unas por lo mal que lo están pasando económica y psicológicamente, y otras por el miedo a pasarlo mal en el futuro, empezarán a pensar que las cosas van a mejorar, sin duda. Depende de nosotros.
Vía | La Vanguardia
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