No te quites a ti mismo/a

El fenómeno de la profecía autocumplida es lo que en Psicología se entiende por situaciones en las que hacemos todo lo posible, consciente o inconscientemente, para que se produzcan situaciones que anticipamos. De este modo, es habitual el ejemplo del estudiante que dice: “Voy a suspender el examen”. Ve tanta materia por estudiar y tan poco tiempo para ello que decide no estudiar y al final suspende reforzando su creencia de que era inútil estudiar porque era una batalla perdida. Ahí está la trampa que nos ponemos. YO he hecho posible la profecía porque NO he puesto medios para conseguir otro resultado. El estudiante del ejemplo no estudió.

Sin embargo, hay ejemplos mucho más sutiles de conductas que ponemos en marcha para que se cumpla la profecía, para achacar nuestros fracasos a factores externos e incontrolables y/o para sentirnos, en definitiva, mal con nosotros mismos. Uno que me llama mucho la atención es el de nuestra vestimenta.

Ejemplo 1: es día festivo, estás desanimado/a, no te apetece hacer nada. Decides estar en pijama todo el día. Intuyes que no va a ser un gran día, que no tienes energía para salir y divertirte con amigos/as, para dar un simple paseo aprovechando el buen tiempo que todavía hace, para ir a tomar un café con alguien a quien hace tiempo no ves… Basándote en esta intuición te quedas en pijama, no sales de casa y acaba el día y, efectivamente, has tenido un día malo. Te has sentido solo/a, no te has distraido tanto como deseabas, has pensado en qué bien te hubiera venido estar esa tarde con alguien a quien fácilmente podrías haber llamado y visto, etc. Acaba el día y tienes la firme creencia de que ese día tenía que ser así, que era tan claro que iba a salir todo mal que ese fue el motivo por el que decidiste ni tan siquiera vestirte con algo que no fuera tu pijama.

Ejemplo 2: vas a visitar a una amiga que hace tiempo que no ves. Tienes muchas ganas de verla. Sabes que disfrutarás, que lo pasarás bien, que se te pasará el tiempo muy brevemente. Te arreglas para la ocasión. Decides “ponerte guapo/a”. Pasas un día magnífico. Has ido predispuesto/a a pasarlo bien y lo has conseguido. No achaques este resultado al 100% a tu amiga, en todo caso, es un 50-50 para tu amiga y para ti, ya que tú has puesto de tu parte una predisposición positiva para lograrlo. De hecho, se ha notado incluso en tu vestimenta. ¿A que no has decidido ir en pijama a ver a tu amiga?

En definitiva, el resumen de este post, es que hay muchas circunstancias que nos restan, que nos quitan alegría, entusiasmo, vitalidad, esperanza, optimismo, ganas, etc. Hay tantas y son tan incontrolables que lo más sano para nosotros es que las escasas que sí podemos dominar las controlemos y las pongamos a nuestra disposición para que nos sumen, para empujarnos a tener el mejor día posible.

¿Habéis pensado cuántas personas depresivas no se arreglan? Bajo esta conducta se esconde la creencia de que no tienen nada a lo que sacar partido, nada que lucir. ¿Os habéis dado cuenta de cuántas personas que quieren ser mentalmente sanas se visten y salen a la calle todos los días?

El equivalente en una frase a todo lo escrito hasta ahora sería: “Arréglate siempre si quieres ser justo/a contigo mismo/a“.

Ya vendrán circunstancias que te resten, por tanto, no te restes a ti mismo/a.

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