Es curioso cómo pasan desapercibidas algunas joyas que tienes delante de tus narices. Beginners es una película que tenía en mi poder desde octubre de 2011. Un amigo con el que jamás coincido en gustos cinematográficos me la recomendó y, quizás por saber que su gusto no es el mío, la dejé en reserva hasta no tener nada mejor que ver. Craso error esperar tanto tiempo para disfrutarla.
Beginners narra una de las normas a las que está obligado a ceñirse cualquier ser humano: la reinvención. En este mundo, todos somos principiantes, todos tenemos que aprender a diario. Nunca es tarde para empezar ni para cambiar. Nunca es tarde para enamorarse. Nunca es tarde para intentar aprender a amar. Nunca, por supuesto, es tarde para ser feliz.
Con esta película se cumple aquello de “una imagen vale más que mil palabras”. Una cosa es que leas estas líneas y estés de acuerdo con todo este inventario. Otra bien distinta es verla y chocarte de golpe con una obra maravillosa en la que las emociones van brotando, incluso en momentos sentirás que el director juega con ellas, para hacerte ver que cada minuto que malgastes sin intentar es un minuto perdido, un minuto más de negación de tu condición de eterno beginner.
No dejes que te lo cuenten.