La cantidad de veteranos de Irak que necesitan atención de salud mental ha aumentado notablemente desde que el Departamento de defensa de los EE.UU. comenzó a evaluar por segunda vez por problemas emocionales, informaron el martes investigadores militares de los EE.UU.Las evaluaciones iniciales de los veteranos descubrieron que el 4.4 por ciento necesitaba tratamiento para problemas como la depresión o el trastorno por estrés postraumático (TEPT). Aún así, seis meses más tarde, una segunda evaluación encontró que el 11.7 por ciento necesitaba de atención de salud mental, lo que indica que los trastornos emocionales podrían tardar varios meses en surgir, según sugirió el estudio.
“Sabemos que las afecciones de salud mental son un problema para los soldados que han estado en la guerra”, apuntó el Dr. Charles S. Milliken, investigador principal, del Instituto de investigación militar Walter Reed del Comando de investigación y materiales médicos del Ejercito de los EE.UU. “Estamos haciendo algo bueno con la creación de estos programas de evaluación. Entre las dos evaluaciones, estamos encontrando un gran grupo de soldados que están teniendo problemas”.
Los hallazgos aparecen en la edición del catorce de noviembre del Journal of the American Medical Association.
Para el estudio, Milliken y sus colegas recolectaron datos sobre la salud mental de 88,235 veteranos de la guerra de Irak que completaron una evaluación inicial y una segunda evaluación unos seis meses más tarde. Ambas evaluaciones contenían un cuestionario y una entrevista corta con un profesional clínico.
“En la segunda evaluación, se encuentra un grupo más grande de soldados que la primera evaluación obvió por completo”, apuntó Milliken. “Es prácticamente el doble de grande”.
Los investigadores encontraron que más soldados tenían problemas de salud mental (como TEPT, depresión mayor o abuso de alcohol) durante la evaluación posterior. En la primera evaluación, un 4.4 por ciento de los soldados fue remitido a atención de salud mental, pero, después de la segunda evaluación, el 11.7 por ciento había sido remitido.
Milliken considera que un proceso de evaluación de dos pasos ayuda a eliminar el estigma relacionado con buscar ayuda para problemas emocionales. “Los soldados son igual que los demás hombres jóvenes, sienten un estigma en buscar atención de salud mental”, dijo.
Entre los soldados evaluados, el 20.3 por ciento del personal en servicio activo fue remitido a atención de salud mental, al igual que el 42.4 por ciento de los soldados de reserva, encontró el estudio.
Milliken aseguró que no sabía por qué existe la diferencia entre los soldados en servicio activo y los reservistas. Sin embargo, especuló que tal vez tenga algo que ver con la estructura de seguro de VA que les permite a los reservistas acceder a atención gratuita para problemas relacionados a la salud mental.
Un experto considera que el nuevo sistema de dos niveles para identificar a los soldados que tienen problemas emocionales está funcionando, pero que las cifras puras de veteranos afectados podría abrumar al sistema de atención de salud de VA.
“No me sorprenden los índices de TEPT entre los veteranos de Irak”, dijo el Dr. Randall Marshall, director de Estudios sobre el trauma del Instituto psiquiátrico del estado de Nueva York y profesor asociado de psiquiatría clínica del Colegio de médicos y cirujanos de la Universidad de Columbia.
Marshall señaló que la diferencia en los índices de TEPT entre el personal en servicio activo y el de reserva es de esperar. “Parte de lo que hace el entrenamiento es desensibilizar a los soldados a todas las experiencias potenciales en el campo de batalla. Los reservistas tienen menos entrenamiento y son por tanto más vulnerables a las experiencias bélicas”, explicó.
Marshall dijo que muchos reservistas han tenido varios periodos de servicio, “lo que es algo para lo que no se alistaron”.
Además, muchos de estos soldados de medio tiempo fueron separados de sus unidades, lo que significa que no tienen un sistema de apoyo tan amplio como el del personal en servicio activo, señaló.
Marshall percibe otro gran problema en desarrollo para los veteranos que regresan. La mayoría de los psicoterapeutas no están capacitados en las mejores maneras de tratar el TEPT, apuntó. “No se puede suponer que porque se trata de un hospital de VA todo el que está ahí ha tenido este tipo de capacitación”, dijo.
Además, la cantidad de soldados que necesitan atención de salud mental ya está forzando un sistema de por sí sobrecargado.
“Si el veinte por ciento de los veteranos se da cuenta de que necesita ayuda y empieza a buscarla, el sistema se verá abrumado. Hay señales de que ya lo está”, apuntó Marshall.