Hay personas que se definen en función de sus resultados, hay quienes se definen en función de aquello que pueden hacer, hay quienes negativamente se definen en función de los resultados que no han conseguidos, los optimistas se definen en función de todas las oportunidades que tienen delante de sí. Hoy hablo de una forma de definición que considero un rol tóxico, un tipo de persona que me molesta especialmente porque representa un papel, por no es transparente. Hablemos de las personas enfermas de titulitis.
¿Qué es la titulitis?
La titulitis es la forma común de referirnos a aquellas personas que se definen en función de aquello que dicen sus títulos. Extendiéndolo a todos los ámbitos, estamos hablando de todas aquellas personas que se definen por los cursos que han realizado, por los libros que han leído, por las películas que han visto, por la música que escuchan… Esclavos, en toda regla, de cada curso, libro y demás que va saliendo.
Características de los enfermos de titulitis
- Se definen en función de lo que leen, ven, estudian.
- Hacen alarde de ello. Es frecuente que vayan a todos lados con su libro para generar tema de conversación alrededor de éste o que directamente hablen sobre “su tema” sin venir a cuento.
- No buscan interlocutores en sus conversaciones sino gente que escuche sus monólogos. Por tanto, es habitual que cuando tú tomes la palabra rápidamente te interrumpan para seguir hablando de “su tema” y que, si no te interrumpen, momentos después te des cuenta de que no te han prestado atención porque no recuerdan algo que le acabas de decir minutos antes.
- Son afines a la gente que piensa igual que ellos y reactivos a quienes cuestionan sus argumentos.
- Son esclavos de seguir formándose, leyendo o viendo estos documentos ya que si cesan en su actividad no tienen sobre qué definirse.
- Es habitual encontrar a personas de este tipo leyendo libros que odian, viendo películas que detestan o realizando cursos que no desean por el mero hecho de que tienen que hacerlo o porque no quieren decepcionar a quien espera de ellos que lo hagan.
- No aplican sus conocimientos en su día a día. Son recolectores de información que no ponen en práctica, por tanto, de ahí que sean fraudes. No predican con el ejemplo.
- Son personas que no pasan la prueba del microscopio. Es decir, cuanto más las conoces, cuanto más cerca estás de ellas, menos te motivan, más fraudulentas te parecen, menos auténticas. Cada día que pasa con ellas cerca, queda más claro que representan un personaje.
Recipientes vacíos
El rasgo que más me desagrada de estas personas es que son meros contenedores de información que luego no aplican. No son creíbles porque no se creen ni ellos mismos lo que están haciendo.
Presentan similitudes con personas que padecen trastornos obsesivo compulsivos, llegando en ocasiones a solaparse la presencia de éste con lo que desarrollo en este tipo de rol.
Opinión personal
¿Por qué cada vez más abunda este tipo de rol? Vendedores de humo que tienen que vender la imagen que les gustaría proyecar en lugar de la que verdaderamente poseen. ¿Por qué hay tanto miedo a ser natural? ¿Por qué hay tantas personas que creen que han de hacer algo extra para valer algo? Creo que el verdadero mal de nuestros días es el sentimiento de infravaloración generalizado compensado a través de una sobreactuación.
[…] español, y aunque nos pueda parecer más molón hablar de nuestro cargo en inglés, la “titulitis” no mola […]