Imagínate que estás preso/a en una vida anodina, en la que dejas que otras personas decidan por ti, que aceptas las migajas que tu pareja te da, que reprimes tu deseo en favor agradar a cualquiera, que no te sientes valorado/a en tu trabajo, que no eres capaz de comunicarte con tu familia… Imagínate que desde ese punto de partida te diagnostican cáncer y que tus posibilidades de sobrevivir son del 50%.
Cuando estamos donde no queremos estar necesitamos un giro brusco para cambiar el rumbo e ir hacia donde deseamos. Una enfermedad tiene esa capacidad de revolucionar tu vida y ponerla patas arriba, dándote la perspectiva necesaria para aprovechar el momento como una oportunidad única para arriesgarte en vivir como has deseado.
Cuando tienes el 50% de posibilidades de ganar, el 50% de posibilidades de perder no importa.
Reír y llorar. 50/50. Tienes que ver esta película para entenderlo.