¿Cuántas veces en el último año has salido con amigos para intentar conocer chicas?
Sabes a lo que me refiero: vais a un bar, un pub o discoteca y permanecéis toda la noche de pie con la espalda apoyada en la pared mirando chicas a lo lejos. Buscando una mirada que os diga “Acércate y habla conmigo, lo estoy deseando. Me encantas”.
Coges tu bebida con una mano que apoyas sobre tu pecho, como si fuera un escudo con el que te proteges, y esperas el momento ideal en el que una chica que te interese te de luz verde.
No quieres que piensen que eres un tipo aburrido, por eso ríes y gesticulas como si estuvieras pasando el mejor momento de tu vida junto a tus amigos. Continúa la espera y esa mirada que te de permiso para atacar sin miedo al fracaso no llega.