Sientes que haces cosas que te bajan la energía. Cada acto que ejecutas no te hace feliz. Son señales de que vas por un camino que no es el tuyo. No fluyes. En tu mente sólo debe resonar un pensamiento: “Elige tu camino”.
Tu camino no necesita ser entendido por los demás. Basta con que sea respetado por las personas con quien desees compartirlo.
El camino que elijas habla de ti hasta el punto de que si sigues el camino correcto es como resultado de un proceso de maduración tras el cual no tienes miedo a mostrar tu verdadero yo al mundo y, como consecuencia, ir a por aquello que realmente deseas por muy contrario a la norma social que sea.
A alguien que ha elegido su camino no le importa el qué dirán los demás. Tan sólo está sintonizado con escuchar a su entorno para valorar todas las opiniones y, éstas en suma con la suya propia, dar como resultado su propio punto de vista. La opinión de los demás es valorada pero no es determinante para actuar. No hay miedo a saltar las normas.
Obstáculo frecuente: legado familiar
Si tienes un freno hay que mirar a tu marco de referencia para encontrar el origen de éste. El marco suele ser la familia. Creencias del tipo “No soy quien debería ser” o “No soy el hijo que mis padres querían tener” son terroríficamente paralizantes y pueden llevarte a vivir cualquier vida menos la que deseas.
Escucha el siguiente podcast y aplica todo en ti todo lo que comento.
Elige tu camino, sea cual sea éste. Mientras que resuene en ti y te genere una emoción positiva irás por el buen sendero. Hay margen de error, posibilidad de ir ajustando sobre la marcha. Por tanto, no tengas miedo a equivocarte. Como ser imperfecto errarás. Pero sólo se equivoca quien lo intenta. Sólo quien intenta vive. Y estás en este plano para vivir. Esa es tu misión.
