Psicología Positiva: aplicaciones

                 

La Psicología Positiva permite identificar las virtudes de las personas y desarrollarlas, al abordar a los pacientes de modo integral y concentrarse en impulsar sus “fortalezas psíquicas” para que como resultado de su terapia alcancen la plenitud, señalan especialistas en este joven enfoque de esta centenaria ciencia.

El modelo, que surgió hace una década de la combinación de las escuelas vigentes, propone estudiar lo que conocemos como virtudes (capacidad de amar, de perdonar, de ser creativos y de reír, entre otras), medirlas científicamente, fomentarlas y evitar que las terapias sean exclusivamente territorio de la enfermedad.

Un reciente encuentro reunió a unos 150 psicólogos positivistas de todo el mundo en la Universidad de Palermo (UP), quienes evaluaron los avances de esta propuesta, que se desarrolló en gran medida en el campo de la investigación y a la que buscan darle objetividad y base empírica a lo que muchos consideran autoayuda.

“Cada vez llegan a los consultorios más personas que quieren tener una vida plena en lugar de curarse un síntoma. Pero por ahora se trabaja con punto cero, es decir, en un «continuum« de menos uno a cero, donde estamos en el plano de enfermedad”, dijo Marian Gancedo, profesora de Enfoques Salugénicos de la UP.

La experta dijo a Télam que “en la vida uno pretende mucho más” y consideró que las futuras generaciones de psicólogos deben formarse tanto en la psicopatología, que busca curar al paciente, como en este nuevo modelo, “si no se trabaja con un solo ojo”.

En esta línea, aseguró que el propio éxito de la Psicología Positiva hará que sea absorbida como “subsistema común” a todos los enfoques vigentes -gestalt, psicoanálisis, humanístico, cognitivismo, entre otros- de modo que constituyan dos campos autónomos y complementarios dentro de la psicología general.

Fundada por el estadounidense Martin Seligman y conocida en el país a partir del trabajo de Martina Casullo -fallecida en 2007- este método tiene cuatro tópicos centrales: “El perdón, ayudar a otros, la gratitud y el optimismo”, detalló James Pawelski, de la Universidad de Pensilvania, principal orador del encuentro.

“En psicología los términos positivo y negativo no son opuestos. La ausencia de uno no nos confirma la presencia del otro”, indicó y adhirió que “a veces, los problemas son más fáciles de identificar que las oportunidades”.

Gancedo precisó que casi todo lo hecho en este campo pertenece a la
investigación y todavía no tiene un modelo psicoclínico establecido, aunque “hay un catálogo de intervenciones posibles para promover el optimismo” y tiene una “voluntad de aplicación”, por lo que en el futuro “se va a dar un modelo más
unificado”.

Se basa en una clasificación dinámica de fortalezas psíquicas -surgida de un estudio que sólo consideró válidas aquéllas que son avaladas por la mayoría de las culturas- y que nace de seis virtudes madres: la sabiduría, el coraje, la humanidad, la templanza y la trascendencia.

De ellas se desprenden las fortalezas, como la creatividad, la curiosidad, la perseverancia, la capacidad de amar, de perdonar y hasta el sentido del humor, entre otras, las que deben mensurables si el psicólogo pretende tener objetividad.

“¿Se puede medir el perdón?”, se preguntó Gancedo, y aseguró que existen métodos “para medir la satisfacción con la vida” y admitió que esta propuesta “le pega en el palo” a los libros de autoayuda, pero “la diferencia es que aquí la voluntad es hacerlo de un modo científico”.

Por ello, uno de los principales riesgos que se corre -además de caer en un nuevo dogma- es ser banalizado, aunque consignó que el éxito de esos libros demuestra que en la sociedad “hay un hambre” por este tipo de terapias dedicadas a alcanzar la felicidad y que exigen periodos de intervención más cortos.

“Los temas como el optimismo son factibles de ser banalizados. Son cuestiones tan cotidianas e inherentes al ser humano que todos se creen con autoridad para hablar y está bien, pero la ciencia tiene una voz y una voluntad”, dijo.

Una futura psicóloga formada con estas herramientas y alumna de la UP, Daniela Arceo, opinó que lo interesante del modelo es que “podés trabajar en la salud, pero ampliando las potencialidades en lugar de partir de un “problema “.

“Se trata de trabajar con el humor, la alegría y la felicidad. Está probado que ampliándolas pueden aparecer emociones positivas”, dijo, y coincidió con su profesora en que “la gente está pidiendo desarrollar sus capacidades”.

Vía | Labrys