Si no nos atendemos no somos felices. Podemos enmascarar esa felicidad tras la atención a otras personas. Socialmente, está muy valorada la atención a los demás. Se entiende que es quitarnos tiempo que podríamos emplear en nosotros mismos y regalársalo a otra persona. En mi opinión, eso sólo es sano cuando ese regalo de tiempo lo ejecutamos tras atendernos a nosotros mismos.
Si en lugar de atenderte a ti mismo decides atender a otra persona sólo lograrás grabar la creencia de que otras personas son más importantes que tú. Por ejemplo, una madre se desvive por atender a su reción nacido. Sin embargo, si esa misma conducta la muestra cuando su hijo tiene 50 años tenemos un gran problema.
Te voy a proponer un ejercicio. Haz una lista de personas importantes en tu vida. Simplemente escribe nombres de personas a las que quieres. A esos nombres súmale el tuyo. A continuación, escribe en orden de importancia todos esos nombres. Si estás colocado en tu propia lista a partir de la mitad de la tabla permítete decirte que necesitas atenderte más a ti mismo.
Es muy complicado ayudar a nadie si primero no te ayudas a ti. Cuídate.