Si una relación merece la pena (¡y la alegría!) vas a disfrutar mucho. Pero hasta el día de hoy si algo te caracteriza es no haber nacido sabiendo cuándo una relación es idónea para ti.
A base de ensayo y error has acumulado experiencia para ir anticipando algunas señales en tus relaciones que indican que todo puede ir a mejor o a peor. Pero aún así hay muchas cosas que aún no ves claramente.
No las ves claramente ni tú ni yo ni nadie, sobre todo en el momento en el que la emoción nos ciega. El querer ver en otra persona más de lo que hay porque tiene algunas virtudes que valoramos mucho (a esto se le llama efecto halo) nos hace autoengañarnos muchas veces.
Este autoengaño funciona en dos sentidos: no ver lo que no nos gusta y añadir cosas buenas que no muestra esa persona pero intuimos que tienen que estar ahí.
Una relación merece la pena
Tenemos asociado al lenguaje cotidiano el término “merecer la pena” cuando nada te compensa si trae pena a tu vida. Abogo más por el término merece la alegría porque basándote en tus decisiones conscientes eliges aquello que llena de luz tu vida. Pero hablaremos en términos de “merece la pena” por usar un lenguaje coloquial.
Si estás inmerso en el bucle de una vida llena de penas que sientes que mereces o que no sabes salir de ellas, te recomiendo que trabajes esto en terapia.
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