Muchos de los personajes de los cuentos de nuestra infancia se rigen por un comportamiento estereotipado que conecta con psicopatologías. De hecho, los comportamientos de estos cuentos son tan similares a los descritos en los manuales de psicoterapia que los complejos reciben la misma nomenclatura que el cuento.
Tal es el caso del Complejo de la bella y la bestia, el cual se refiere a esas personas que tratan de cambiar a su pareja basándose en que eso es lo mejor para la otra parte. No hablamos de ayudar a una persona a conseguir un reto personal sino a decidir cambiarla sin su consentimiento ya que se considera que el criterio de esa persona es inferior al de quien toma la decisión.
Habría que reflexionar sobre lo que transmiten los cuentos a los niños. ¿Realmente queremos que les llegue ese mensaje? ¿Hasta qué punto es adaptativo para ellos inculcarles que para ser una princesa hay que encontrar a un príncipe que te de una buena vida?