Diálogo en una esquina:
– ¡Hola! ¡Qué bueno verte! ¿Cómo estás?
– Todo bien ¿Vos? ¡Pero si estás igual que siempre!
– Se hace lo que se puede…
– ¡Je! Bueno, che, te dejo, me están esperando y estoy súper apurado.
– Dale… Nos estamos hablando para ir a tomar un café.
– Sí… Para eso te mandé un mensaje hace unos días ¿No te llegó?
– No.
– ¡Qué cosa! Es que los teléfonos móviles andan para atrás.
Salvo el “hola” inicial, tal vez todas las demás frases sean mentiras. Excusas. Engaños. Faltas conscientes a la neta verdad. Algunos las usan para salir del paso en situaciones indeseadas; otros, para guardar apariencias; la mayoría, para no incurrir en largas explicaciones que demandarían más largas conversaciones. Lo cierto es que el ser humano se encuentra inmerso en un mundo de bocas deshonestas que, a diario, hacen uso de minúsculas falacias con distintas intenciones.
Piadosas, pero no tanto
Su carácter de piadosas las hace agrupar bajo el alias de “mentiras blancas”. Son aquellas que se usan con frecuencia, sin objetivos detalladamente pergeñados ni el propósito explícito de engañar. “Son, más bien, el tipo de excusas que ayudan a convivir con el otro. Por supuesto, no es conveniente abusar de ellas porque, con el tiempo, la gente se da cuenta de quién es el mentiroso. Pasa mucho, por ejemplo, con quienes viven llegando tarde a sus citas, que se esmeran por idear un pretexto diferente para cada impuntualidad”, explica el psicólogo Salvador Francisco Oliverti.
“No sos vos, soy yo”, “el lunes empiezo la dieta/el gimnasio/a estudiar”, “en cinco minutos llego” o “te llamé toda la noche, pero daba ocupado” son otras variantes del embuste que no daña.
Ahora, si decir la verdad (“me dormí”) no parece tan trágico ¿para qué recurrir al cuento (“se me rompió el auto”)? Oliverti contesta: “quienes se terminan tentando por mentir son personas que no saben manejar sus compromisos. Son descuidadas en su relación con los otros y apelan a la excusa para tapar su omisión”.
El experto comentó que este vicio puede corregirse. “El cambio de actitud sucumbe según quién se lo advierte y de qué forma. El mejor modo es hablar con el ‘embustero’ en tono cariñoso, advirtiéndole que se le dice eso porque se lo quiere, y no en un momento de enojo”, recomendó.
Ellos más, ellas mejor
Daniel Pollano, un estudiante de Derecho de 24 años, reconoce echar mano a más de una mentira por día. “No te contesté porque se me terminó el crédito”, “mamá, no tomé nada” y “yo también te quiero” (al público femenino) figuran en sus top 3.
Entre risas, el joven recuerda la única vez que las excusas no lo salvaron del bochorno. “Con un amigo habíamos quedado en salir un fin de semana. Cuando llegó el día, decidimos que no, que preferíamos quedarnos a estudiar. Sin embargo, dos horas más tarde, nos encontramos en el boliche frente a frente. Al principio me dio vergüenza, pero después nos reíamos los dos para no llorar”, manifestó.
¿Será que, como reza el dicho, los hombres mienten más, pero las mujeres mejor? Oliverti no sabe confirmar la primera aseveración, pero confiesa que la segunda tiene sentido. “Ellas son más especuladoras: se plantean previamente qué les pueden preguntar y organizan las posibles respuestas. Si al hombre lo toman de sorpresa, se enreda y es descubierto”, indica.
Estructura inmadura
Según el psicólogo, existe una edad en la que las mentiras piadosas se hacen más frecuentes: la adolescencia. “Los jóvenes mienten más para salvar situaciones que no podrían eludir de otra manera: el horario en el que llegan a casa después de las fiestas o las malas notas en el colegio, entre otras cosas. Hay personas, sin embargo, que mienten durante toda su vida, porque conservan su estructura infantil, no madurada”, describió.
Piadosas, pero peligrosas si se las usa de más, los engaños diarios sumergen al individuo en un mar de dudas que tal vez jamás se disipen. Y usted, ¿qué va a mentir hoy?
conozco a alguien ,que tiene 12 años continuo mintiendo, ella es cristiana por temporadas deja ese habito , pero cuando menos lo piensa vuelve y aùn mas miente con intensidad, ella quiere salir de ese avismo pero no sabe como , aveces cree que esta emferma , a ella le gustaria buscar ayuda profesional pero no sabe como