La terapia es un proceso en la que el objetivo que se busca es que quien consulta gane en autonomía, que explote sus propios recursos para superar el obstáculo que tenga delante.
Mal enfocado un proceso terapéutico se convierte en lo contrario: un lugar de paso donde descargar la frustración y donde tener que acudir periódicamente para volver a descargar. En este caso el individuo no crece, tan sólo se alivia. Por desgracia, hay quien enfoca el trabajo de esta manera.