Hola Trifón. No había tenido ocasión de ver hasta hace unas semanas el Informe Robinson sobre Estudiantes y tuve claro al terminarlo que quería hablar contigo. En muchas partes del reportaje, sobre todo cuando hablas a los jugadores en el vestuario o durante un tiempo muerto, me dio la sensación de escuchar a un psicólogo en lugar de a un entrenador.
El trabajo en Estudiantes tenía unos componentes muy especiales:
- Una situación muy complicada de clasificación con solo 12 jornadas hasta el final de la liga.
- Como es lógico en un equipo que está abajo en la clasificación, con muy pocas victorias, los niveles de confianza y de positivismo están poco menos que desaparecidos.
- Un grupo de jugadores heterogéneo pero con posibilidades de poder competir a buen nivel. Un equipo asentado en una manera de funcionar adquirida durante muchos años.
En este entorno es evidente que lo que se haga en cuestión de baloncesto es importante, siempre lo es. Pero lo que me parece que es absolutamente imprescindible es saber encontrar los resortes mentales que activen a cada jugador, los estímulos positivos que hagan creer al grupo de nuevo en sus posibilidades. Los entrenadores que tenemos más experiencia o que nos hemos encontrado otras veces en situaciones limite como la que se daba en Estudiantes, hemos aprendido, sin tener evidentemente una formación teórica, a “trabajar como psicólogos”.
Probablemente, en ocasiones sin saberlo, estamos aplicando los mismos mecanismos de intervención sobre el grupo o para afrontar una situación individual, que utilizaría un psicólogo profesional. Creo que es uno más de los valores que un entrenador debe añadir a su formacion y a sus capacidades, sin que eso quiera decir que no piense que la presencia de un profesional de la psicología deportiva es necesaria para la gestión actual de cualquier deporte de élite.
Considero que el basket tiene una gran laguna en cuanto al trabajo mental con los jugadores. Se responsabiliza a los técnicos de que generéis, sobre todo en las rachas negativas, cambios mentales en vuestros jugadores. Sin embargo la mayoría no tenéis una formación específica en Psicologia ni tampoco os la exigen cuando os fichan. Al final vuestra experiencia y tablas os ayudan a salir airosos ante estos retos. Esa es mi visión desde fuera, desde el desconocimiento. ¿Cuál es tu visión desde dentro?
Bueno quizás me he adelantado un poco en la anterior respuesta. Es complicado educar en la necesidad de determinados recursos humanos para mejorar el rendimiento del equipo. Ha sido un proceso de años convencer a los dirigentes de la necesidad de un preparador físico, de un fisioterapeuta, de más entrenadores ayudantes. Convencer de la presencia, aunque sea a tiempo parcial, de un psicólogo de apoyo al equipo no es fácil.
Por los mismos motivos que el resto de ejemplos citados y por que además jugamos con un prejuicio educacional en contra. Por un lado, parece que es como aceptar que el entrenador no está capacitado para ayudar mentalmente al equipo, o que puede haber conflicto entre lo que propone el psicólogo y lo que quiere el entrenador. Por otro, y esto es aun más complicado, hay todavía mucha falta de educación al respecto y parece que la intervención de un psicólogo solo se entiende por parte de muchos como la presencia de una enfermedad o de problemas mentales que señalan al que los padece.
Actualmente contamos con otro handicap importante: los recortes de gasto en la situación económica que atravesamos, que llevan a los clubes a eliminar un entrenador ayudante o a que solo viajen los indispensables a los partidos de fuera, no dejan mucho espacio para gastar en aspectos “tan poco necesarios” como un psicólogo. Parece que volvemos a los tiempos en los que el entrenador, si le dejan, tiene que hacer un poco de todo.
Ahora mismo estás entrenando en Girona a un equipo junior a la espera de una oferta interesante. ¿Qué importancia le otorgas al uso de la psicología para lograr el mayor rendimiento del jugador? ¿Mayor o menor que con jugadores profesionales?
Precisamente es la parte que más me está interesando del trabajo con este grupo, es el concepto que me está obligando a saber enfocar mi manera de intervención en un grupo tan distinto a los que he trabajado en los últimos años.
No tiene mucho que ver la actitud del entrenador de un equipo profesional a la del que lo hace en un equipo de formación. O no debería. Lamentablemente veo demasiados entrenadores de formación que se comportan como entrenadores profesionales o que tratan a chicos de 12 o 17 años como si estuvieran compitiendo en ACB.
Cuando se aprende a ser entrenador hay un ansia de saber jugadas, defensas, movimientos, situaciones de 2 contra 1, rotaciones. Creo que hay una desproporción entre lo que se prepara un entrenador y la información que se le ofrece respecto al juego y toda la formación que se le da para que sepa enseñar. Saber enseñar es lo importante. De que sirve tener muchos conocimientos sobre el juego si luego no sabes transmitirlos, si no sabes como llegar a motivar o a conseguir que una chica de 15 años te escuche, te entienda y tenga autoestima para afrontar las dificultades que se encontrará en su proceso de aprendizaje.
¿Qué es, según tu experiencia, lo más importante para que un equipo logre sacar todo su potencial sobre la pista?
- Conseguir la implicación de los jugadores en todo lo que se hace.
- Adquirir una conciencia real de equipo y del valor del grupo, dejando claro que se actúa con respeto hacia todos por igual y que hay que aceptar, al mismo tiempo, las diferencias que haya entre los jugadores. Todos tienen que asumir su papel en el equipo, sin conformismo pero sin que el egoísmo esté por encima de los objetivos del equipo.
- Profesionalidad por parte de todos.
¿Qué opinión te merece el perfil de entrenador que logra la cohesión de sus jugadores convirtiéndose él en el enemigo común de todos ellos? Este tipo de entrenadores tienen que construirse una coraza alrededor para evitar el desgaste que provocan las fuertes tensiones a su alrededor. Sin embargo, y curiosamente, suelen permanecer muchos años en el mismo club cosechando buenos resultados.
El trabajo de entrenador admite muchas maneras de funcionar, que dependen de su personalidad y marcan su forma de entender el juego y de interactuar con sus jugadores. Personalmente creo que la coherencia es fundamental y respeto que hay maneras diversas de afrontar este trabajo y tener éxito. Personalmente no creo que el entrenador tenga que ser amigo o enemigo. La relación tiene que ser profesional. Siempre hay jugadores con los que conectas mejor y otros con los que no te irías de fin de semana con las familias, pero pienso que un entrenador no puede condicionar en ningún caso su trabajo por lo personal.
Todas las decisiones tienen siempre un motivo profesional, de trabajo, con el objetivo claro de ayudar a los jugadores a mejorar individualmente y al equipo a alcanzar los objetivos que el club plantee.
Cuando veo partidos por televisión muchas veces pienso en cuántas herramientas psicológicas se podrían utilizar para obtener un rendimiento mayor de jugadores en lugar de recurrir a la socorrida bronca que lanzan muchos entrenadores. Si yo tengo esta sensación, sin haber trabajado (aún) en ACB, imagino tu mente generará los mismos planteamientos enfocados no sólo en esto sino también en sistemas, jugadas, estrategias, etc.
Siempre cuando se es un observador externo se ven las cosas con otra perspectiva, con otro punto de vista, en ocasiones con una tranquilidad que te permite un análisis digamos tranquilo que no es muy real. Quiero decir que a uno mismo, en la situación de tensión que se encuentra el entrenador mientras nosotros lo vemos desde la grada o desde el sofá en casa, no se nos ocurrirían las mismas cosas que vemos con el mando a distancia en la mano. Tampoco tenemos toda la información que tiene el entrenador que se supone está condicionando gran parte de sus decisiones.
Creo que es importante que sepamos “observar con atención lo que vemos” y que tengamos suficiente criterio como para ver algo y hacer el esfuerzo mental de entender, analizar, elegir lo que nos sirve, desechar lo que no creemos correcto sin necesidad de descalificar en la critica, e incluso de detectar lo que estamos convencidos de que está mal y enfocarlo de manera correcta.
Sin necesidad de decir nombres, ¿hay en ACB actualmente algún equipo que creas que puede ser tu próximo destino? No te pregunto si ha habido algún contacto contigo sino si, “según tus cuentas”, crees que algún banquillo puede quedarse libre próximamente y hacerte cargo fuera para ti un reto atractivo.
La situación actual del mercado ACB es realmente complicada. El momento económico que vivimos ha generado un gran inmovilismo en los clubes, en todos los sentidos. Hay la posibilidad de que no baje nadie, como ya ha sucedido las dos ultimas temporadas. No hay dinero para hacer cambios, por que apenas hay dinero para cumplir con los presupuestos. Entre eso y los clubes que no se plantean fichar a un entrenador como yo o los que he entrenado recientemente, las posibilidades son mínimas.
¿Alguna oferta interesante tanto nacional como extranjera que te haya llegado y se pueda contar?
No. Ha habido alguna aproximación en el extranjero pero nada se ha concretado finalmente.
Por si aún hay gente que no lo sepa antes de la actual crisis que vive la ACB tú fuiste víctima de la directiva del ya desaparecido CB Granada, la que a día de hoy te adeuda mucho dinero e imagino que con el club fuera de circulación las posibilidades de que se haga justicia son mínimas. ¿Está abierta alguna vía legal para recuperar lo que te deben?
Lamentablemente no. He perdido, como tantos otros, mucho dinero. Digamos que de dos temporadas y media en Granada habré trabajado gratis algo más de la mitad. La indefensión en la que un proceso de concurso de acreedores te deja es indignante y la impunidad de los responsables en los que has confiado y te han engañado, total.
He perdido el dinero comprometido por mi trabajo y, lo que es más grave, Granada se ha quedado sin baloncesto de élite. Eso sí, se deja morir el baloncesto ACB pero con una parte importante del dinero que estaba firmado para pagarnos y no nos han pagado, la ciudad será sede del próximo Mundial. Lamentables algunas fotos que se han visto y volveremos a ver.
A veces pienso que el término profesional se maneja demasiado a la ligera. En términos directivos, a nivel de baloncesto a veces damos por hecho que quienes dirigen una entidad son profesionales simplemente por estar en un cargo de dirección pero los hechos nos dejan a la vista que esta asociación muchas veces es errónea. Por centrarnos en lo positivo, ¿existe en tu trayectoria profesional algún club al que consideres en este aspecto el ejemplo de profesionalidad que cualquier entrenador desearía?
Quizás uno de los problemas más generalizados que sufrimos, no solo en el baloncesto, es la falta de calidad de los que ocupan puestos de dirección y sus capacidades reales para gestionar lo que se supone son sus responsabilidades. En el mundo del deporte es habitual encontrar personajes que no tienen la formación adecuada, que buscan objetivos personales, como el reconocimiento social, por ejemplo, y que se atreven a tomar decisiones deportivas o de gestión económica.
El mundo del deporte es muy goloso para mucha gente. Cualquiera cree que entiende y por otro lado, por un problema educacional, la figura del entrenador, como algunas otras que tambien lo han perdido, como la del profesor, no tiene el respeto que debiera. Estar en contacto con jugadores famosos y creerse capacitado para hacer fichajes, que es algo que gusta mucho, son ambientes que deslumbran un poco si no estás realmente capacitado para ocupar un puesto de dirección.
La figura del director deportivo está en pleno proceso de asentamiento en los clubes profesionales y puede ser una parte fundamental que de coherencia a una manera de trabajar. Es fundamental que en el funcionamiento de una organización de cualquier ámbito todos sepan cual es su lugar, cuales sus funciones y que se respete la capacidad de decisión y actuación de los demás. En cuanto el presidente quiere hacer de entrenador, o el entrenador de directivo, o los jugadores encuentran vía directa con directivos o el entrenador con la prensa contra el club… todo empieza a dejar de funcionar como debiera, es decir, de manera profesional.
En el campo de la psicología veo muchos profesionales sin deseo de avanzar, centrados en hacer siempre las dos o tres mismas cosas de siempre. ¿Este estancamiento profesional, normalmente asociado a quien ya no siente hambre por encontrar su límite, lo aprecias tú en entrenadores? La reinvención, a mi entender, es algo obligatorio.
Tienes que encontrar tu manera de entender el juego, “tu baloncesto”, para poder transmitir por donde quieres ir. Eso es un inicio. Después hay que entender que la formación nunca debe detenerse, que hay que buscar siempre nuevos retos, que hay que cuestionarse constantemente lo que estás haciendo.
También me parece fundamental para un entrenador su capacidad de adaptabilidad. Las circunstancias que nos encontramos son cambiantes y hay que saber reaccionar a nuevas situaciones o entender que frente a una misma situación no vale siempre la misma manera de afrontarla y hay que reflexionar y analizarlo todo para tomar en cada caso la decisión correcta.
Me vienen a la mente ahora mismo nombres como Manolo Hussein, Sergio Valdeolmillos, Paco Olmos o Curro Segura. Entrenadores que han estado mucho tiempo bajo los focos de la ACB o LEB y que por un motivo u otro salen del circuito y les cuesta volver a la competición nacional. Irónicamente no encuentran equipos en España pero los que salen al extranjero casi siempre van en condición de seleccionador y logran resultados históricos. ¿Te parece esto tan contradictorio como a mí?
No necesariamente contradictorio, porque tienen problemas aquí pero creo que tampoco los entrenadores españoles tienen en el extranjero las oportunidades que se merecen atendiendo a sus capacidades.
Sí creo que no se valora aquí a los entrenadores españoles en la justa medida de su nivel. Es curioso que haya clubes que descarten a entrenadores porque son españoles.
No me sorprende que los entrenadores españoles consigan buenos resultados en las experiencias que están teniendo en el extranjero. Creo que tienen un nivel muy alto. Lo que si me decepciona es que, a diferencia de otras nacionalidades, los entrenadores españoles no tengan oportunidades de entrenar en las mejores ligas de Europa. Contados son los que han entrenado en Italia, Francia, Grecia, Turquía, Alemania, Rusia, Lituania,…
¿El deporte está bien gestionado? Porque me pregunto cómo un entrenador español que sale al extranjero y triunfa no tiene al menos ofertas interesantes de ACB para plantearse la vuelta a casa. ¿Si tuviera un apellido acabado en “-ic” pasaría igual? ¿Valoran poco el producto nacional?
También por un problema educacional quizás haya una tendencia a valorar más lo de fuera que lo nuestro, también en lo que se refiere a los entrenadores españoles de baloncesto. Insisto en que lo que me parece aun más preocupante es que con la capacitación que tienen no estén de manera habitual consiguiendo puestos de trabajo en las mejores ligas del mundo. Es tal vez un problema de controles de mercado y de dominio de ciertas empresas de representación.
Sé por experiencia propia que las paradas a nivel profesional y vital, pese a tener muchos inconvenientes, tienen la ventaja de que obligan a confrontar y hacer un balance vital. Muchas personas hacen esto cuando se jubilan y se dan cuenta de que han cometido durante toda su vida laboral el mismo error. En tu caso, ¿la actual etapa te ha ayudado a ver cosas sobre tu propio comportamiento como entrenador en las que antes no habías reparado y crees que son mejorables?
Tal y como me estoy planteando la experiencia de entrenar a un equipo en edad junior creo que me está ayudando mucho a reflexionar sobre:
- Los enfoques del trabajo diario, para ofrecer a cada jugador lo que necesita mejorar.
- La comunicación con el jugador, para poder llegar a chicos de 17-18 años, con su actual manera de comportarse, con su capacidad de escuchar, de aceptar la critica, de enfrentarse a sus propios errores,…
- La construcción del entrenamiento, para diseñar los ejercicios que me ayuden a trasladar a la pista las necesidades de mejora de los jugadores.
- La interacción con el jugador durante los partidos, para poder transmitir los conceptos y estímulos de mejora sin que el fragor de la competición corte las vías de comunicación entrenador-jugador-equipo.
Si pudieras montarte en el Delorean y viajar al año 1985, ¿qué le dirías al Trifón que en esos días entrenaba al Sant Josep de Badalona junior?
No le daría muchas pistas por que en aquel momento no se le pasaba por la cabeza que se iba a dedicar profesionalmente a ser entrenador de baloncesto. Así que le dejaría vivir sus propias experiencias, con sus errores y sus aciertos. Si que le felicitaría porque casi 30 años después iba a seguir con la misma pasión por el baloncesto que tenía cuando estaba empezando.
No quiero terminar sin que me hables de TeamBasket. Veo que en enero has vuelto a publicar después de un parón de algunos meses. ¿Qué te motiva a publicar tus reflexiones?
Siempre me ha gustado escribir. En su momento he hecho diversas colaboraciones con medios escritos, periódicos o revistas. Ahora las redes sociales abren vias de expresión, comunicación e interacción con la gente que son aun más interesantes. Empecé con el blog Teambasket hace ya algunos años. Voy pasando épocas más activo, escribiendo más, pero siempre lo tengo ahí para reflexionar en voz alta sobre baloncesto. Utilizo situaciones que veo para generalizar sobre lo que yo entiendo como baloncesto, tanto a nivel profesional como en baloncesto de formación, que es un aspecto que me preocupa también. Las ultimas temporadas he complementado el blog con actuaciones en otras redes como un grupo de Facebook o mis primeros pasos en el especial universo Twitter.
Te agradezco tu tiempo y sinceridad respondiendo a esta entrevista. Te deseo que aproveches este tiempo al máximo para lograr ser tu mejor versión, esa que pueda conseguir tan buenos resultados como hasta ahora y que no te llegue un equipo inmediatamente sino que pase el tiempo que sea necesario para que un equipo que pueda ofrecerte las condiciones óptimas te haga una oferta que te ilusione. Muchas gracias. ¡Un abrazo!
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