Los estudiantes inmigrantes muestran un “deseo de integrarse” y un “alto nivel de bienestar”, según un estudio de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco (UPV), realizado a más de 1.200 inmigrantes de primera generación, procedentes de Colombia, Ecuador, Brasil, Ucrania, Rusia, Marruecos y África subsahariana (principalmente de Senegal y Camerún), indica que los estudiantes inmigrantes muestran un “deseo de integrarse” y un “alto nivel de bienestar”.
El informe analiza el impacto psicosocial que genera en los inmigrantes el hecho de trasladarse a una nueva cultura e indica que las mayores diferencias que perciben los extranjeros en la cultura autóctona son un aumento del ritmo de vida, una mayor exigencia de trabajo y un contacto social más distante. Sin embargo, según desprende de la investigación dirigida por Darío Páez, los inmigrantes “generalmente no consideran perjudiciales” dichas diferencias.
En la actualidad, el 10 por ciento de la población española está compuesta por extranjeros, en su mayoría de origen extracomunitario. Por ello, según indicaron desde la UPV en un comunicado, la inmigración es un proceso complejo al que deben adaptarse tanto la sociedad receptora como los propios inmigrantes.
En este sentido, los habitantes autóctonos han de aprender a manejar las diferencias culturales, religiosas y de organización social que traen consigo las personas extranjeras, mientras que los inmigrantes, pasan por un “largo proceso de aculturación”, lo que supone un cambio en sus patrones culturales y de conducta.
Por ello, estudiar las estrategias de aculturación que emplean los inmigrantes y el impacto psicosocial que genera en ellos el hecho de trasladarse a una nueva cultura es el objetivo de la investigación que dirige Darío Páez, de la Facultad de Psicología de la UPV, junto Nekane Basabe, de la Facultad de Farmacia.
Dentro del proyecto titulado “Migración: diferencias culturales, estrategias de adaptación psicosocial y salud”, se han realizado encuestas en Euskadi, Salamanca, Burgos, Madrid y Barcelona a 1.200 inmigrantes.
Sus conclusiones generales apuntan a que los inmigrantes muestran un “alto nivel de bienestar psicológico”, ya que no existen tantas diferencias culturales como se podía pensar en un principio y, además, los extranjeros no consideran perjudiciales dichas diferencias.
El estudio que dirige el doctor Páez parte de la existencia de cuatro estrategias de aculturación, o lo que es lo mismo, cuatro maneras diferentes de afrontar el traslado a una nueva cultura. La primera de ellas es la asimilación, lo que supone sentirse parte de la sociedad anfitriona.
SEPARACIÓN
Otra es la de la separación, por la cual se rechaza la cultura autóctona y los inmigrantes se relacionan “casi exclusivamente” con compatriotas. Por su parte, la integración busca mantener lazos sociales con ambos grupos culturales y la marginalización establece distancias con ambos grupos culturales.
De acuerdo con la investigación realizada en la UPV predomina entre los inmigrantes “un deseo de integración”, aunque las conductas que desarrollan no siempre se corresponden con dicha actitud.
Además, los inmigrantes de primera generación son los que se muestran más dispuestos a adoptar la cultura anfitriona, puesto que consideran que les ayuda a insertarse en la sociedad.
Por el contrario, factores como un tiempo de estancia relativamente corto o el hecho de que muchas personas del mismo grupo etnocultural se concentren en el mismo lugar de residencia pueden hacer que las relaciones sociales se produzcan principalmente dentro de su grupo y que exista una tendencia al consumo de elementos pertenecientes a la cultura de origen.
Según el estudio, en general, la mayor diferencia que perciben los inmigrantes que llegan al Estado y la que les causa mayor nivel de estrés es un aumento del ritmo de vida, una mayor exigencia de trabajo y un contacto social más distante y organizado.