Los hombres, ¿las prefieren triunfadoras?

Para los hombres, balancear su trabajo y su vida personal nunca ha representado una gran encrucijada. Es natural para ellos tener una carrera absorbente y una familia que atender. No tienen que escoger entre una cosa u otra.
Sin embargo, para las mujeres la historia puede ser diferente. Y es que difícilmente ellas pueden acceder al triunfo profesional, que demanda horas, esfuerzo y talento, y a la vez, tener el tiempo suficiente para formar una familia.
Las altas expectativas que estas mujeres tienen para ellas mismas, el enfrentar posturas machistas y, sobre todo, su largo horario de trabajo, representan sus mayores obstáculos para sobresalir en el campo personal, como de hecho lo hacen, día a día, en el laboral.
No es extraño, incluso, encontrarse con mujeres ampliamente exitosas, inteligentes y con puestos de toma de decisión en grandes empresas, o en el ámbito de la política, que tienen problemas para encontrar pareja.
El sociólogo Salvador Hernández atribuye este fenómeno a las altas aspiraciones que una mujer con este perfil tiene para su proyecto de vida, y a que los hombres se intimidan con el éxito femenino.
“La mujer profesional tiene expectativas de acuerdo con su formación, por lo tanto no son bajas, son propias de la exigencia profesional que viva.
“Generalmente si una mujer tiene una pareja que no tiene el ritmo, la formación o su nivel, es común que tengan serios problemas de convivencia y comunicación”, asegura el experto.
Adriana González Padilla, psicoanalista del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social, afirma que muchos hombres prefieren salir con mujeres con carreras menos avasallantes.
“Las mujeres exitosas se sienten incomprendidas y solas. Es como si sus triunfos laborales las alejaran de los varones”, menciona.
Otro factor de influencia es la competencia que se genera entre el hombre y la mujer, pues el varón tiende a compararse y a subestimarse si su pareja sobresale más que él en lo profesional.
“La mujer profesional promedio, que no está en altos niveles ejecutivos, consigue tener una vida personal más estable, por el tiempo que tiene y porque precisamente no entra en una presionante competencia con su pareja.
“Una mujer exitosa trae un lenguaje, una preparación, una cultura. Esto inhibe a muchos hombres, desde el punto de vista del ingreso. De todo. Hay desconfianza, siempre hay una comparación y esto es un problema grave”, indica Hernández.
Lo ideal para conseguir una vida de pareja exitosa es que tanto el hombre como la mujer tengan expectativas realistas de sí mismos y de la relación.
“Un problema serio en una relación entre dos profesionals exitosos es que esperan mucho de sí mismos, están acostumbrados así por la vida profesional que llevan y esto puede fracturar o dañar la relación. Lo ideal es que ambos tenga expectativas realistas”, añade Hernández.

Acto de balance
Jeanne Hegner, directora ejecutiva de mercadotecnia y planeación estratégica en Seguros Monterrey New York Life, nombrada el año pasado por la revista Expansión como una de las 50 mujeres más influyentes en los negocios en México, asegura que se puede tener vida profesional y vida personal… pero por separado.
“Yo creo que sí es posible, pero es difícil, luchar por tener todo y hacer frente a los roles de una mujer ejecutiva. Puedes tener todo, aunque no al mismo tiempo. En mi caso, he luchado años para tener una vida personal balanceada con la laboral”, dice la orginaria de Boston y egresada de Yale, de 39 años.
Nora Elia Cantú Suárez también puede identificarse con Hegner: es directora ejecutiva de contabilidad y fiscal en Banorte y además es presidenta del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas en Nuevo León. Tiene una vida laboral de alto perfil.
La egresada de la Facultad de Contaduría Pública y Administración de la UANL ha forjado una trayectoria de 27 años en la empresa y asegura que lo más complicado es el manejo del tiempo.
“Una vez que llegas a un puesto directivo, ya superaste el obstáculo del machismo, pero el que subsiste es el desbalance entre vida profesional y personal.
“El puesto te demanda horas adicionales de capacitación, viajes, reuniones para tener una red de contactos. Se requiere que seamos templadas para no incurrir en desequilibrios en la salud o desatender a la familia”, dice Cantú, madre de dos hijas.
Lo más duro para las mujeres que trabajan en altos puestos, y que además tienen familia, es partirse en dos y hacer tiempo para atender todo al 100 por ciento, dice Lorena Rubio, presidenta del Instituto Nacional de Madres profesionals.
“Lo más complicado es la falta de tiempo, es la lucha que tenemos, más si eres mamá, pues te demanda dedicación. Es importante tener tiempo para los hijos, pues cuando llegan a la adolescencia se pueden presentar muchos problemas, depresiones o adicciones y necesitamos tener tiempo para atenderlos”, afirma la egresada de la Universidad Iberoamericana y madre de tres hijos.
El secreto para que las mujeres con trabajos de alto perfil se sientan satisfechas tanto en su vida personal como en la profesional, es saber bien lo que quieren y aferrarse a ello, señala Hefner.
Para Aurora Licona, pedagoga con maestría en educación, esposa y madre de dos hijos jóvenes, las mujeres exitosas deben buscar ese sitio correcto para contactar a hombres inteligentes y de alto perfil.
“Un hombre inteligente es capaz de amar, convivir y aceptar los triunfos de su mujer. Creo que es difícil encontrarlo, pero no imposible. Pero claro, una pareja inteligente necesita de escapes del ámbito profesional hacia el ámbito personal. Entonces deben buscar juntos esos espacios de escape, deben darse tiempo y calidad a ese tiempo”, señala Licona.
Es importante, también, que la mujer exitosa separe su vida profesional y no se convierta en una “novia o esposa ejecutiva” o en una “madre ejecutiva”.
“Hay que dejar en la oficina los ‘vicios’ laborales”, señala, “como los son el ordenar, el querer la perfección en todo y el mostrarse súper demandante.
“La clave es sentirse satisfecha en los dos ámbitos, profesional y personal. Y esa satisfacción se cultiva con el equilibrio de ser hija, hermana, pareja, madre, amiga y profesional. Es partirse en tres o cuatro”.

Vía | Impresiones Latinas

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10 Comentarios

  1. Creo enrrealidad q, es un articulo muy bueno!yo creo q, la preparacion lo es todo,sin encambio debemos de motrar noblesa y no Aires de grandesa por ambos lados y cuidar de de no caer en mediocreria ya q, todos somos victimas d hello, es la comprencion yrasonancia la q, hace q, un matrimonio o rrelacion prospere.cuando exite la competision entre las parejas destruye el amor callendo en arrogancia por amvos lados.

    1. mejor ponte a revisar que tu gente no este haciendo mal los tramites de afore en cd juarez.

  2. “Las mujeres exitosas se sienten incomprendidas y solas. Es como si sus triunfos laborales las alejaran de los varones”

    que cierto…

  3. tengo una opinión muy diferente, a lo mejor es que ellas, o ciertas mujeres exitosas no quieren pareja, porque no es necesario tener pareja para tener una buena autoestima, esa es la verdadera liberación de la mujer: la emocional, la de no vertebrar su vida en función de un hombre y/o de tener pareja.
    mucho tópico machista y misógino.
    Recomiendo leer LA REINA QUE DIO CALABAZAS AL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA, LA MALDICIÓN DE EVA, EL ÚLTIMO SAPO QUE BESÉ, EL SECRETO ESTÁ EN EL GENIO… de Rosetta Forner: http://www.rosettaforner.com

  4. Creo que la dirección de este artículo puede extrapolarse a los hombres también. Un hombre se siente igual de solo y desangelado con una mujer a su lado que no comparta sus inquietudes. Es cierto que en el mundo masculino arcaico siempre se ha predispuesto una estructura en la que el hombre despunte frente a la mujer. Afortunadamente, esta estructura tiende hoy en día a la igualdad de roles. No obstante, quiero dejar claro que no hay que olvidar lo postura del hombre. Es decir, me hago cargo de todas aquellas mujeres que sienten que su éxito profesional puede limitar sus relaciones personales con hombres siempre que estos sean tan inseguros como para ver esto como una amenaza. Y, aquí el detalle, también me hago cargo de aquellos hombres a los que les sucede lo mismo.
    En resumidas cuentas, en este artículo hablamos de personas aunque esté enfocado como una lucha de sexos, pero nada más lejos de la realidad, ya que por desgracia sigue habiendo concepciones arcaicas de la relación hombre-mujer pero nosotros no las compartimos.

    Un saludo.

  5. Da igual si ellos/as prefieren triunfadores/as porque al final elige el que triunfa, porque puede, y normalmente a quien elige y lo que prefiere es una pareja mas joven da igual si es él o ella lo que quieren es poseer alguien que este de toma pan y moja.-

  6. lo que ocurre es que algunos hombres tienen complejo de tener el miembro pequeño..

    (estoy hablando en serio)

    y de alguna manera no consienten que su mujer sea profesionalmente superior a ellos, es intolerable..

    si eso una mujer lo ha aprendido de sus padres y lo ha digerido.. va a crecer con ese sentimiento de soledad e incomprensión.

  7. Yo creo que más bien las quieren con el mismo nivel de éxito académico-profesional. Por eso nunca verás a un médico con una cajera del mercadona, o a un dentista con una camarera.

  8. 1. EL PRINCIPE AZUL NO EXISTE Y, ADEMÁS, DESTIÑE.

    En opinión de muchas mujeres no existen hombres buenos, de fiar, que sepan amar, comprometidos, esto es, que no huyan ante la menor insinuación de la temida palabra ‘compromiso’.
    Demasiados cuentos de hadas.
    Demasiadas milongas antifeministas.
    Demasiados remilgos y cuentos chinos.
    A las niñas se les sigue inculcando que son ‘princesas’ y que deben esperar, aguardar, soñar, o ‘alelar’ (versión siglo XXI del ‘anhelar’ de otros siglos) a un ‘príncipe azul’ que las saque de su despiste emocional y les de rango de mujeres triunfadoras en lo sentimental.
    Tanto esperar al príncipe azul… cuando en verdad éste no solo no existe sino que encima destiñe.
    Es mentira que la mujer deba poner su destino emocional al ralentí en espera de un hombre solo posible en un cuento antihadas (porque los verdaderos cuentos de hadas no fomentan flojera de la diadema sino solidez y dignidad de corona regia).
    Es falso que toda mujer es princesa hasta que un hombre –eso sí, guapo, alto, joven, exitoso, carismático, etc etc etc de memeces…-, llegue a su vida y la haga sentir mujer.
    Tantas tonterías han acabado por mareales la diadema.
    Si bien es cierto, que algunas se bastan ellas solas para mareársela hasta la náusea. Es ver u oler la presencia de un macho de la especie humana y ponerse a babear tonterías. Entornan los ojitos, hacen mohines, y despachan sin contemplaciones a todas sus neuronas.
    En una ocasión, una famosilla de tres al cuarto, comentó que ella se hubiese acostado con el fallecido John John Kennedy sin preservativo.
    La razón: ante semejante (sic)’ pedazo de hombre’ a ella le hubiese traído al pairo todo.
    En dos palabras: ‘In-dignante’. O sea, que quita la dignidad.
    No existen los príncipes azules, eso es cierto. Asimismo, es cierto que existen hombres buenos que saben amar y comprometerse, que no ningunean ni mienten, ni dejan tirada cual colilla a una mujer.
    “¿Dónde están?”, te oigo gritar.
    En sus vidas, te respondo yo.
    Están en sus vidas cotidianas. Eso sí, algunos de ellos no llaman la atención porque ni son guapos, ni altos, ni esbeltos, ni triunfadores al uso del ‘club del redil’ (super ejecutivos con super deportivo y super traje caro¡¡¡¡¡¡). Algunos son simplemente seres humanos que se esfuerzan en ser felices, mejorar cada día como seres humanos, evolucionar, aprender… No van por ahí de ligue en ligue, ni de pareja en pareja y tiro porque me toca. No todos son altos ejecutivos, ni falta que hace. No todos tienen un ‘montón’ de amigas (con derecho a roce, eso sí) mientras hallan a la mujer de su vida, a la que desposarán y llenarán de niñitos. Sin embargo, las damiselas de floja diadema los prefieren uncia y exclusivamente ‘super triunfadores con la cartera llena de pasta –y no precisamente italiana-.
    ¿Y, que pasa con los demás?
    ¡Que les den!
    Ellas, las damiselas, por un momento masculino, esto es, una relación amorosa de –aunque solo sea eso- un ratito, están dispuestas a mirar para otro lado, o no mirar, taparse la nariz y amarrarse los brazos para no tenerle que dar un sopapo caso de que al caballerete le de por pasarse de loa raya. Que pasarse, se pasará, seguro.
    ¡Pobres hombres normales!
    No hay quien les defienda, ni defina ni agrupe.
    Muchos de ellos, después de haber sufrido el acoso y derribo de una diadema floja, han optado por disfrutar de su soltería y serenidad recuperadas y viajar, estudiar, holgazanear, trabajar en sus metas y, sobre todo, disfrutar de su vida humana.
    Se han puesto ‘fuera de mercado’, esto es, se han largado del mercado de la carne y han puesto a buen recaudo sus dignidades y vidas.
    ¿Y, del amor, qué hay?
    Mejor dejar que la sorpresa del destino actúe que ir de caza de damiselas que lo único que harán será desgarrarles el corazón además de inundarles la mente con imposiciones, alegaciones y peticiones de imposible resolución.
    ¡Eres de lo más machista!, te imagino barruntando
    Si tú lo quieres ver así… No seré yo la que te lleve la contraria.
    Ahora bien, te invito a reflexionar a cerca de lo siguiente: “¿Crees que todas las mujeres son buenas, honestas, de fiar, saben comprometerse, son maduras emocionalmente…?”
    Yo sé que NO todas lo son.
    Las reinas, sí lo son.
    Lo cierto es que NO todas las mujeres quieren ser reinas, esto es, asumir las riendas emocionales de sus vidas. Muchas, desgraciadamente para ellas mismas y, de paso, para los hombres y las reinas, prefieren ser damiselas de aflojada diadema.
    Hace tiempo leí en un libro de ROBIN NORWOOD (la autora del ‘clásico’ MUJERES QUE AMAN DEMASIADO), que ella había descubierto por qué las mujeres se liaban con tipos indeseables cuando lo que, aparentemente, deseaban sus corazones era vincularse con hombres honestos. Lo averiguó en uno de sus seminarios con mujeres. Les presentó dos perfiles de hombre, a saber: uno describía a la perfección ese hombre ‘ideal’ (Mister Perfecto, le llaman en Inglés); el otro, describía al ‘canalla’ con el que, supuestamente, ninguna mujer quería toparse.Las mujeres asistentes al seminario votaron unánimemente el perfil del hombre BUENO. Sin discusión. Estaban todas de acuerdo en que ESE era el HOMBRE a encontrar, el verdadero ‘príncipe azul’… Ahora bien, éste no tenía carroza ni paje ni perrito que le ladrase…
    Me explico.
    Robin Norwood (es doctora en Psicología), obvió intencionalmente un dato, en verdad obvió dos, a saber: la profesión, y el status socio-económico representado por el coche en posesión.
    El ‘canalla’ era un alto ejecutivo con un Porsche o similar, y residencia de alto standing en barrio chic y caro.
    El ‘bueno’ era albañil o similar con coche utilitario y domicilio en un barrio ‘normal’, proletario, de clase media (la habitual).
    ¿Quién ganó en esta ‘segunda vuelta electoral’?
    ¿Lo adivinas?
    “Mmmmm… ¿El canalla?”
    ¡Bingoooooooo!
    Y, no sobran las explicaciones.
    Robin Norwood les comentó que esa era la razón, o más bien, la explicación de porqué anhelando sus corazones un hombre ‘bueno’ acababan siempre liándose con canallas: en verdad, el interior de un hombre, les tría al pairo. Lo que de verdad les importaba, y determinaba su elección, era el ‘exterior’, esto es, la profesión, el coche… Si bien es cierto, que el status socio-económico era primordial y primaba más que ninguna otra variable. Ellas, las mujeres, los preferían exitosos aunque fuesen canallas: si es rico y exitoso, se le perdona que sea canalla. Si es menos rico y menos exitoso de lo que ellas desean, en ese caso, se le pasa por el microscopio para buscarle defectos, y sino, se inventan, los defectos o los contras, claro.
    No todas las mujeres quieren hombres buenos.
    A muchas les importa más la apariencia, lo externo, que un buen corazón.
    A muchas, los hombres buenos, les aburren.
    Eso sí, se quejan de que sólo encuentran canallas que les raspan el corazón con un papel de lija.
    ¡Cómo si todas ellas fuesen super exitosas, fantásticas, maravillosas, guapísimas y super en todo!
    Ni falta que les hace, porque los falsos cuentos de hadas les han hecho creer que ellas a lo único que se tienen que dedicar es a ser ‘monas’ y ‘tontas’. El éxito y etcétera, queda para el hombre. Por eso, probablemente, están tan desesperadas en ‘cazar a uno’. Seamos ‘ImpInc’ (Impolíticamente Incorrectos), y digamoslo claro y alto: algunas son arpías de armas de tomar, dispuestas a vender su alma al diablo –y, no hablemos de la dignidad-, por atrapar a un buen ejemplar de homo sapiens.
    Muchas de ellas piensan que los hombres inteligentes y triunfadores no se casan con mujeres ídem a ellos. Por consiguiente, “si no te quieres quedar soltera, hazte la tonta y ponte tetas y mona”, podría ser la consigna a seguir. De hecho, así lo es para las mujeres de damisela entendedora.
    Antes de que me lo digas, te lo diré yo: ellos también son como ellas, canallas, tramposos, mentirosos, aprovechados, interesados y… las prefieren monas, tontas y con tetas de silicona o simplemente tetonas. Pertenecen o conforman un club al que no pertenecería si me admitiesen como socia (parafraseando a Groucho Marx). Ellos, los canallas, los “Homo escapatus, mariposatus, atrapatus, florerosatus, amantisatusatus…”, prefieren damiselas de floja diadema.
    Por consiguiente, no busques príncipes azules sino hombres metroemocionales.
    ¿La prueba del algodón?
    Si destiñe, no es metroemocional.
    No obstante, las mujeres, para poderle hacer la prueba del algodón, antes tendrán que coger las riendas emocionales de su vida, asumir la responsabilidad lidear sus destinos, saber quiénes son y aprenderse a amar de verdad a sí mismas. Porque sólo una reina se atreve y es capaz de averiguar si un caballero está o no a la altura de su corona.
    Muchas damiselas han contribuido al desprestigio de los hombres: no todos son malos ni canallas.
    Los hay buenos y muchos.
    No todo ‘sapo’ lo es.
    ¿Cómo lo sé yo?
    Muchas damiselas califican de ‘sapo, sapete, sapón’ a todo aquel hombre que no se adaptó a sus caprichos o se plegó a sus exigencias.
    Si las damiselas fueran más sensatas, cuerdas, maduras y dignas… se hubiesen largado de la vida de un hombre que o bien no las amaba como les hubiese gustado o no las quería amar en absoluto. Las personas estamos en nuestro derecho a amar a quién nos de la real gana, como, cuando, donde y a pesar de todo, ¡faltaría más!
    “Cuando un hombre no te ama, lárgate de su vida”, debería ser la consigna.
    Sin embargo, las damiselas se empecinan en forzar la situación y se empeñan en ‘obligar’ al hombre a que las ame. Actitud que muestra claramente que ellas, y nadie salvo ellas, son las que NO saben amarse a sí mismas.
    Toda persona que se ama a sí misma, cuida de ella, se respeta y se hace respetar.
    No todos son sapos. Algunos son simplemente hombres que cayeron en las garras de las diademas flojas de damiselas.
    Muchos más, de los que las damiselas se imaginan y quieren aceptar, son buenas personas, un poco inocentes, eso sí, porque de haber tenido más picardía tal vez no hubiesen caído en la trampa damiseril.
    Y, ¿qué hay de los canallas?
    Ahh…, a esos se les ve venir, o deberíase.
    En este libro doy cuenta de unas cuantas tipologías de ‘Homo sapus sapetes sapones’. No obstante, diré que basta con averiguar la trayectoria amorosa de un hombre para saber si es cretino, canalla, sapo, inmaduro, tontaina, caguetis o algo parecido.
    Me explicaré:
    – Un hombre que, antes de finalizar una relación amorosa, anda ya a la caza y tirada de tejos de otra mujer, no es metroemocional sino príncipe desteñidor. Cabe resaltar que ésta es una práctica habitual en muchos especimenes canallienses.
    – Otra pista: tiene pareja, dice que le va bien, pero va tirando los tejos a todo lo que lleva falda o pantalón femenino.
    – Otra pista: habla mal de su madre.
    -Otra pista: te llama ‘churri’ u otros diminutivos, o se permite familiaridades a los ‘cinco minutos’, como quien dice, de haberos conocido.
    -Otra pista: se confiesa estar prendido de ti apenas han transcurrido unos ‘instantes’ desde que os habeís conocido.
    – Otra pista: tiene muchas ‘amigas’ mientras anda en busca de ‘su mujer ideal’ a la que convertir en ‘esposa y madre de sus futuros churumbeles’.
    -Otra pista: todas sus ‘ex’ son unas memas, locas, empalagosas, pilinguilosas, y muchas otras ‘osas’.
    -Otra pista: tiene siempre que quedar por encima de ti, esto es, él ha de ser más listo, más exitoso, más fuerte, más de todo que tú.
    – Otra pista: te lanza señales de claro e inquívoco interés pero a la hora de la verdad se escaquea, esto es, se comporta como si no le importases ni gustases lo más mínimo. O sea, que es un perfecto ‘caguetis’, ¿o tendría que llamarle ‘tiralostejos a tontasyalocas’…? Lo dicho, les encanta el flirteo porque en verdad no buscan sino eso, flirtear. Lo cual no implica, ni de lejos, compartirse.
    Recuérdese que vivimos en una épocade INDIVIDUALISMO FEROZ, que viene a ser la forma políticamente correcta de referirnos al miedo a la intimidad que existe. A mi modo de entender, es un síntoma inequívoco de una causa llamada ‘OLVIDO DEL ALMA’. Los que han cortado los hilos que les unen con su alma, han modificado su escala de valores, y son fácilmente identificables: lo más importante de su vida es su profesión, su coche, su status, sus juergas, su cuenta bancaria, la churri que se ha ligado, su cuota de poder social, su fama o todo ello y mucho más. Los hombres, y las mujeres, que viven su vida en modo externo desconectado del alma no valoran el interior de la persona, carecen de argumentos aunque tengan muchas opiniones, adoran toda actividad social (incluída el ligoteo) que les permita llenar o distraer el vacío existencial, se burlan de los que no tienen su poder adqusitivo o status (baremo en base al cual valoran y desvaloran a la gente) socioculturalfamoserilpoderosil. Se da el caso, cada día más extendido, de hombres y de mujeres (valiosos especimenes del Club del Redil), que sólo se juntan, pegan, arriman o lapean (del verbo lapear, osea, apegarse como una lapa) si él o la churri son famosos, conocidos, ricos, rumbosos o con algo que aprovechar. El resto, los humanos, son ‘despreciados’ o ignorados, lo cual no deja de ser una suerte. Porque, vamos a ver, ¿quién, en su sano juicio, quiere que le usen cual vulgar ‘kleenex’, ‘trampolín’, ‘trofeín’, ‘pasarelín’, ‘comodín’ o algún otro ‘usín’…?
    Si rascamos un poco, esto es, preguntamos, preguntamos, y más preguntamos, además de escuchar, ver y observar si hay congruencia y coherencia entre lo que dicen y lo que hacen los especimenes que nos topamos, podremos concluir si son humanos u humanoides dignos de ser enviados al reciclaje.La hora de la humanidad ha llegado. Hemos de reuperar la conexión con el alma so pena de pagar con la infelicidad el peaje de entrada al Club del Redil.
    Lo dicho, el príncipe azul además de no existir, destiñe.
    (C) ROSETTA FORNER, extracto del libro EL ÚLTIMO SAPO QUE BESÉ (RBA, 2009): http://www.rosettaforner.com

  9. Menudo sermoncito hija.

    De todas formas el tema es si los hombres prefieren a las mujeres triunfadoras, no si las princesas prefieren tios chungos.

    Yo por ejemplo me desarrollo profesional y sobretodo culturalmente en todo lo que puedo y no lo escondo, y muchos hombres sencillos y buenos (que por cierto son los que me gustan, no los pringuis estos con dinero que dices que todas preferimos) que han pasado por mi vida les han faltado piernas para largarse y cuevas en las que esconderse.

    Los únicos con los que podría haber tenido una ‘relación’ eran hombres casados… ¬_¬ algo que no haré porque me respeto a mí misma. Y que nunca deja de indignarme y sorprenderme.

    El hombre de hoy en día quiere a una mujer que esté ‘ciega’ a sus defectos y además sea fácilmente controlable, para convivir con ella. Por triste que sea, no se atreve a más. Y no la aman con todo su corazón porque ya la tienen, se aburren y si pueden le hacen el salto o la engañan de cualquier manera. Y muchas veces, cosa tristísima, ella lo consiente!! Pero a una mujer que se desarrolla por completo con transparencia y honestidad, que sabe cuidarse y que gracias a eso tiene buen aspecto, y que busca sentirse completa y feliz realmente por si misma con sus relaciones y su familia y su trabajo, que es libre y busca lo bueno y lo sano para ella y lo que la rodea, con valores… a ésa sí que la valoran y desean y la adoran con toda su alma!! Pero de lejos!! Yo he visto amor y ternura radiantes en los ojos de muchos hombres (solteros)… justo antes de salir disparados en dirección contraria jaja.

    La verdad es que todo el tema esa de reinas y princesas y sapos me parecía raro cuando lo leía, pero ahora que lo pienso es como el amor cortés medieval… parece que ya sólo sea amor y pasión lo platónico e inalcanzable y el pájaro en mano no valga nada. (Y por supuesto, hombres no os atreváis a acercarse de verdad a una mujer entera y buena, no sea cosa que os fulmine con sus poderes ocultos… XD)

    Así nos va…

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