Preocuparte de aquello que ha pasado o de lo malo que puede pasar te roba el presente y te sumerge en un estado de hipnosis en el que no eres consciente de lo que te rodea. Te convierte en quien se resiente de lo que a nivel emocional está fechado en el pasado y en quien trata de protegerse del dolor futuro que anticipa. Te roba tu humanidad y tu capacidad de vivir, en el más amplio sentido del término.
Tenemos la obligación de abstraernos, protegernos y vacunarnos ante estos secuestros emocionales que nosotros mismos ejecutamos. No consiste en olvidar, en hacer como que nada pasa. No. Eso sería un acto de amnesia.
Se trata de aceptar la responsabilidad de que hay muchas cosas que no controlamos, entre ellas la mayoría de acontecimientos que nos afectarán en el futuro y que pueden cambiar nuestra vida en un instante.
[Tweet “Aceptar la incontrolabilidad de la vida te libera de no ser quien controla todo lo que le rodea.”]
Tu vida puede cambiar en un instante sin que puedas hacer nada. Disfruta el momento. http://t.co/9S8w7aoO7t pic.twitter.com/WKGQpuPRgh
— Fco. José Navas Ainz (@mediAccion) agosto 5, 2014