“Y soy tan tonto/a que hago lo que me dice”
“Por más que lo intento me tiene la medida tomada”
“Al final siempre hago lo que quiere, aunque no me guste”
“No sé cómo agradarle”
Si alguna vez has escuchado estas frases o similares, en boca propia o ajena, has presenciado un momento en el que alguien presumía de sus debilidades.
¿Qué hacer cuando esto sucede? Tienes dos opciones:
1) Compadecer a quien lo dice y con eso animarle a que esté toda su vida en el mismo punto que ahora, sin esperanzas de mejora.
2) Dudar, no creer, retar e incluso menospreciar dejándole claro que está equivocado/a y que aún puede mejorar su calidad de vida.
Escucha el audio con la idea desarrollada.