Cuando hablo del Doble Cuántico y de crear realidad me escuchas habitualmente de materializar en este plazo de realidad. De hecho, hablo poco de lo que tú tienes en mente: tus deseos.
Y no es porque hablar de tus deseos esté mal. No. De hecho, el objetivo de mi trabajo es que te conviertas en un maestro de crear realidad y eso implica tener un entorno de acuerdo a lo que deseas. Pero hablo poco de deseos por otra razón.
La resonancia del concepto: tus deseos
“Tus deseos son órdenes” es quizá la primera frase hecha que nos viene a la mente. La pronunciaba el genio de la lámpara a Aladino. Este cuento lleva una lección implícita: se consciente de lo que deseas.
Esta es la primera gran trampa. ¿Realmente estoy pronunciando las palabras que reflejan el concepto que deseo lograr? ¿O quizá estoy pidiendo algo que no es lo que realmente deseo?

La película Al Diablo con el Diablo (2000), una simpática comedia protagonizada por Brendan Frase, refleja esta problemática a la hora de no acertar al formular lo que deseas materializar en tu vida.
Si no sabes ni explicar tu deseo adecuadamente, conseguirlo se vuelve cada vez más complicado. Es por eso que entra en escena la segunda trampa.
Segunda trampa: que otro haga el trabajo por mí
En el podcast te cuento una experiencia real de alguien que quería que su Doble Cuántico hiciera el trabajo sucio por él. Usarlo a modo de esclavo cuántico. No funciona así.
Tercera trampa: lo que realmente significa “deseo”
No te vas a imaginar la connotación limitante de esta palabra. Es por eso que no la utilizo. Te lo explico todo en el podcast.