Intentarlo y no conseguir el éxito y no intentarlo no es lo mismo. En ambos casos puedes quedarte a las puertas del éxito, sin embargo, en el segundo estarás a años luz de éste.
Todo nace de una creencia limitante (“No va a salir bien”). Con este punto de partida, es muy improbable que salga bien. ¿Alguien duda a estas alturas de que nuestro pensamiento es el caldo de cultivo para nuestros resultados?
¿Alguna vez has pensado hasta dónde te limita una creencia? ¿Cuántas cosas has dejado de intentar simplemente porque creías que no eras capaz de lograrlas? El poder de una creencia es la clave entre un proceso terapéutico exitoso y uno que no avanza.