A principios del siglo XX, los psicólogos norteamericanos antagonistas de la tradición alemana comenzaron a desarrollar una psicología orientada hacia la conducta objetiva y la utilidad práctica.
El representante más significativo fue John B.Watson (1878-1958) quien cambió la fisonomía de la Psicología norteamericana.
Según Watson, lo que somos depende enteramente de lo que hemos aprendido y dado que lo que se aprende puede desaprenderse, significa que el hombre siempre puede cambiar.
Esta forma de pensar se ajusta plenamente a la filosofía norteamericana sobre la igualdad de oportunidades, sobre el resultado práctico del factor no emocional y en la fe en el progreso, por lo tanto el conductismo llegó a ocupar el centro de la psicología en ese país.
Esta doctrina nos dice que nacemos con unos pocos reflejos pero podemos crear una gran cantidad de nuevas conexiones estímulo-respuesta mediante el proceso de condicionamiento.
El condicionamiento se produce cuando un nuevo estímulo actúa junto con el estímulo para la respuesta refleja; después de varias repeticiones similares el nuevo estímulo producirá, por sí solo, la respuesta.
Este proceso de condicionamiento, que Pavlov, fue el primero en describir, es el que utiliza Watson para explicar cómo aprendemos a responder a situaciones nuevas.
Para Edwin R. Guthrie (1886-1959), si hacemos algo en una situación determinada, la próxima vez que nos encontremos en esa situación tenderemos a hacer nuevamente lo mismo. El éxito es el que produce este resultado pero aprendemos mediante la acción.
Para cambiar un mal hábito Guthrie propone encontrar los estímulos que evocan la respuesta indeseable y hallar después un medio de hacer que ocurra otra respuesta en presencia de aquellos estímulos.
Por ejemplo: en el caso de la adicción a los dulces asociarlos con cosas desagradables, como ser, imaginar pelos o basura dentro de un chocolate o una cucaracha en una porción de torta.
Para lograr la extinción de una conducta adictiva se debe aprender simplemente a hacer alguna otra cosa. Por ejemplo: ante el impulso compulsivo abriendo y cerrando la mano derecha varias veces, luego agitando esa mano repetidamente, posteriormente abriendo y cerrando la mano izquierda y después agitando la misma mano, mientras movemos la cabeza hacia ambos lados.
Desviando la atención sobre el propósito inicial se inhibe la respuesta indeseada.
Guthrie reconoce que gran parte de la conducta tiene un carácter dirigido a metas. Por lo tanto hay que tener presente las propias metas fijando la atención, ya que lo que se observa se convierte en una señal para lo que se hace.
Thorndike y Skinner destacan el refuerzo como un factor fundamental en el aprendizaje de conductas nuevas, más adaptativas.
La recompensa en el caso de las personas adictas a la comida, podría ser bajar de peso, sentirse más liviano, poder usar ropa ajustada, lucir mejor, recobrar la salud.
El castigo no funciona en el aprendizaje, por lo tanto, sentirse culpable o castigarse de algún modo por un atracón no aporta nada a nuestros propósitos de adelgazar. Lo mejor es disfrutarlo y continuar después como si no hubiera pasado nada.
Entrada patrocinada por: Tienda de Psicología
que horrible
me parecio una nota rebuena, y estoy de acuerdo con lo que propone la psicologia conductista