Enlazando con mi anterior artículo sobre los Resfriados que empiezan en nuestra mente, cada año por esta época suelo enfermar y fue ayer cuando me di cuenta de que he estado durante todo un año totalmente condicionado por culpa de una mala noche.
Recuerdo que el año pasado pasé una de las peores noches de mi vida. Fiebre altísima, vómitos, dolor de cabeza, sudores… apenas pude dormir en esa noche. Es más, estaba tan agotado y a la vez tan castigado por toda la noche vomitar que no podía conciliar el sueño. Fue por eso por lo que opté por, en lugar de intentar dormir, ver alguna serie de televisión.
Por suerte o por desgracia tenía descargada la primera temporada de Misfits. Había leído críticas buenísimas sobre ella, parecía un buen plan para salvar una mala noche – madrugada y alegrarme un poco o, por lo menos, distraerme. Resultó que estaba tan mal que interrumpí el visionado de la serie varias veces para vomitar. Apenas presté atención al argumento. De hecho, sólo recordaba hasta hace 2 días, dos cosas de esa serie: los chillones monos de color naranja que vestían sus protagonistas y que me pareció muy desagradable el capítulo, aburrido, no quería volver a verlo por nada del mundo.
Ayer, nuevamente enfermo pero sin vómitos ni fiebre, sin nada que visionar, decidí darle una oportunidad a la serie de nuevo, empujado por comentarios de varios amigos que la ponían por las nubes. La vi como última opción. No tenía nada más que ver, sinceramente. Cuál fue mi sorpresa cuando la vi y me encantó y me pregunté: “¿Cómo es posible que no me gustara hace 1 año?”. La respuesta la he encontrado en el condicionamiento.
Hace un año, asocié ese capítulo a mis síntomas. Esto explica que al iniciar el capítulo experimenté una breve sensación de malestar. Esta sensación se justifica al ir asociada al recuerdo de una de las peores noches de mi vida hace un año atrás. Afortunadamente, el tiempo pasado entre la formación de la asociación entre estímulo y respuesta (condicionado e incondicionada, respectivamente) era tan amplio (1 año) que el visionado del capítulo tan sólo me produjo una breve sensación de malestar que rápidamente remitió.
Rápidamente pensé: “Si he tardado un año en darme cuenta de esa asociación, ¿cuánto tiempo tardaré en darme cuenta de asociaciones que ahora no veo?”. Y esa es la pregunta sin respuesta por ahora porque, sin dudarlo, vivo condicionado por muchos factores a día de hoy. En función de que estos factores cambien me daré cuenta de si estaban más o menos instaurados en mi vida y hasta qué grado interferían o beneficiaban mi día a día.
Por ejemplo, se me ocurre ahora mismo que con el tiempo me daré cuenta de si esa persona que me caía mal porque la asociaba a un contexto en el que no disfrutaba me volverá a caer mal cuando la vuelva a ver en otras circunstancias, si esa rutina de ejercicios que haces con un amigo la repetiré si voy con otra persona que no considere amigo, la duda de si alguna vez oleré el aroma del champú de mi primera novia y no recordaré cuando ponía su cabeza bajo la mía y olía su pelo.
Tal vez muchas de estas preguntas se resuelvan con la misma respuesta: olvidaré estas asociaciones cuando tengas recuerdos más fuertes (buenos o malos) que ocupen su lugar.
[…] He vivido engañado durante un año por el condicionamiento clásico fjnavas.wordpress.com/2011/03/07/he-vivido-enganado-duran… por Baroja hace 2 segundos […]
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Me pareció muy interesante tu experiencia. Estoy en 1er año de psicología y tenia dificultades para comprender cómo se daba el condicionamiento en la vida real. Gracias a tu ejemplo puedo tener una mejor idea del mismo.