La disfunción sexual no es una parte inevitable del envejecimiento, sino que está estrechamente relacionada con una serie de factores, tales como salud mental y física, la demografía y las experiencias personales de vida, muchas de las cuales están relacionadas entre sí. Así lo afirma un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Chicago.
Así, experiencias anteriores con múltiples parejas y enfermedades de transmisión sexual tienen influencias en la vida sexual y en las disfunciones.
El estudio, financiado por los Institutos Nacionales de Salud, encontró que una historia de enfermedades de transmisión sexual también termina generando un impacto sobre la salud sexual. Así, personas que tuvieron una ETS tienen también más probabilidades de haber tenido experiencias sexuales durante sus vidas lo que significa más riesgos- y múltiples parejas sexuales.
“Una mujer que ha tenido una Enfermdedad de Transmisión Sexual más o menos cuadruplica su probabilidad de consultar con el médico por dolores específicos. Y triplica los problemas de lubricación “, explica Edward Laumann, Profesor de Sociología en la Universidad de Chicago, y autor principal del artículo “Disfunción sexual en personas mayores Adultos: prevalencia y factores de riesgo.
Por su parte, los hombres tienen cinco veces más probabilidades de considerar el sexo como no placentero si han sufrido anteriormente una ETS.
A estas conclusiones llegó el equipo luego de entrevistar y analizar las experiencias de 1550 mujeres y 1455 hombres, de edades de entre 57 a 85 años. La encuesta recoge datos sobre la vida social, sexualidad, salud, y una amplia gama de medidas biológicas. El trabajo se publica en la revista científica Journal of Sexual Medicine.
El estudio también demostró que son las mujeres las que tienen más probabilidades que los hombres de experimentar disfunciones sexuales debido a cuestiones de salud. Mientras tanto, el problema más común para los hombres es la disfunción eréctil, un problema que aumenta con la edad.
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