A veces me sucede que conozco gente y desde un primer momento me sorprende todo lo que me dan sin merecerlo. Quiero decir, me parece totalmente irreal que alguien que me acaba de conocer me diga cuánto le gusto y qué bien le caigo en todos los niveles cuando es imposible que tenga elementos para decirlo con una mínima base real como para que me lo crea.
Me he cruzado con varios tipos de personas que juegan en esta liga y me apetecía comentarlo porque estoy convencido de que no es un parecer solamente mío.
PERSONA EXPERIMENTADORA
Proclama las bondades de todo aquello que es beneficioso pero no practica nada de ello sobre sí misma. En su discurso bebe de la misma fuente que el experimentador que realiza ensayos en sus conejillos de indias deseando encontrar la solución a sus problemas. Esa persona no me habla jamás de lo que ella ha hecho, sin embargo, me da consejos que no la pido sobre lo que podría hacer. Todo lo que me invita a hacer es una incógnita para ella porque no lo ha hecho ni ella misma. Por tanto, a quien tiene a su alrededor lo usa para experimentar. Cuando diriges las preguntas hacia ella rápidamente su personaje se desdibuja y toda esa proclama de “lo que hay que hacer” desaparece ante la demostración de que habla por deseo más que por experiencia.
Tengo pocas ideas fijas a las que me agarro como si mi vida dependiera de ello, pero la siguiente es una de ellas: