En este podcast voy a contarte una experiencia de autosabotaje que he vivido recientemente.
¿Un psicólogo que se hace autosabotaje? ¡Pues vaya mierda de psicólogo!
Mucha gente tiene la visión errónea de que los psicólogos nunca la cagan. No puedo estar más en desacuerdo. De hecho, creo que cualquier psicólogo que se precie debe haber comido mucha mierda, haberse tropezado constantemente, errar hasta la desesperación y, por fin, aprender.
Ésta es la única forma de entender los problemas humanos: habiendo vivido con ellos anteriormente. Ésta es la única forma de entender a quien quiere salir de una situación tóxica: habiéndolo hecho nosotros previamente. Ésta es la única forma de descubrir que el cambio es posible: siendo un ejemplo del mismo.
Creo que debemos de desconfiar, en general, de cualquier persona que no reconozca sus mierdas. O no son conscientes de ellas o tratan de engañarte ocultándotelas. Ya sabes lo que pienso (todos somos unos mierdas).
Comparto esto contigo porque creo que mi experiencia de autosabotaje puede ayudar a perder el miedo a mostrar nuestros errores. Creo que es lo más sano que podemos hacer. Reconocer nuestra falibilidad y a partir de ahí crecer. ¿O prefieres caer en el complejo de superioridad que niegue tu sensación de inferioridad?
Mi experiencia sucedió una mañana de viernes. El contexto fue un centro comercial, donde buscaba unas zapatillas de deporte. Lo que sucedió fue que me negué ser yo mismo. Sé que contada así, la historia parece muy poco congruente, pero de que escuches los detalles te puede sonar incluso familiar y conectada con momentos que tú vives o has vivido en tu propia piel.
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Enhorabuena por este último Podcast, me he reído un montón por cómo explicas la lucha interna en la devolución, o no, de las zapatillas. Y en cómo de esa anécdota has sido capaz de extraer un aprendizaje. Buscamos maestros cuando nuestro mayor maestro es nuestro espejo, y buscamos enseñanzas cuando la mayor, es la nuestra propia. Pero es cierto que si no sabemos observarnos no nos queda nada de lo que vivimos.
Genial historia y genial tu capacidad de transmitirla y revelar tanto con tan poco. Gracias por compartirlo.
¡Saludos desde Granada!
¡Muchas gracias Laura!