En las esquelas de aquellos que no logran superar su batalla contra el cáncer, es raro que se mencione éste como causa de su muerte. El eufemismo “una larga y penosa enfermedad” sustituye con frecuencia a un término del que, según parece, todos quieren huir.
Sin embargo, más allá de los médicos que consiguen a diario que el cáncer sea curable en más del 50% de los casos (y en más del 90%, dependiendo del subtipo), otros profesionales no sólo no eluden la enfermedad oncológica, sino que se especializan en ella.
El origen de la psicooncología se remonta a la década de los cincuenta. Según explica la especialista del Hospital Gregorio Marañón y presidenta del próximo congreso mundial de la especialidad, María Díez Trill, surgió tras el estudio del impacto psicológico de las amputaciones de pecho, único tratamiento disponible entonces para el cáncer de mama.
Cuando años más tarde se comparó el impacto entre la mutilación y la extirpación selectiva del tumor –la opción conservadora que permite a la paciente mantener el pecho–, se vio que una decisión no perjudicaba más que otra en el campo psicológico. “La mejor adaptación se daba en las mujeres que estaban bien informadas sobre las dos alternativas”, subraya Díez Trill.
La elección de Madrid como sede del X Congreso Mundial de Psicooncología –que tendrá lugar entre los próximos 9 y 13 de junio– es una suerte de reconocimiento a una disciplina de la que, desgraciadamente, no todos los pacientes de cáncer se pueden beneficiar. La razón es, tal y como subraya el psicólogo del Servicio de Hemato-Oncología del Hospital La Paz de Madrid, Javier Barbero, que “el sufrimiento no está dentro de la cartera de servicios del sistema, está la patología”. Añade Díez Trill: “Se favorece poco desde los altos niveles”.
Se calcula que en el país existen más de 400 psicooncólogos. Un porcentaje importante ha pasado por las aulas del único título oficial de magister para formarse en la especialidad: el que, dirigido por José Antonio Cruzado, se imparte en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid.
En una de las clases de los alumnos de segundo curso, 30 licenciados en Psicología creen en la importancia de incluir esta disciplina en el tratamiento integral del cáncer. El profesor Barbero, que atiende a diario a pacientes de cáncer de sangre (como la leucemia), les traslada su experiencia durante ocho horas.
Algunos de los alumnos ya ejercían como psicooncólogos antes de formarse específicamente para ello, pero todos han tenido oportunidad de hacerlo en las prácticas incluidas en el máster. Por eso, en las clases se recogen ejemplos reales.
Ejemplos prácticos
El profesor Barbero hace, en un improvisado role-play, de psicooncólogo de una paciente de cáncer a la que su médico ha comunicado que no hay más terapias disponibles para ella. La falsa paciente es una joven alumna tan metida en su papel que apenas puede contener las lágrimas en su actuación con el profesor.
Barbero introduce un asunto incómodo, como es sugerir a alguien hacer el documento de últimas voluntades. “Una de mis pacientes estaba en tu misma situación”, dice Barbero a la alumna para introducir el doloroso tema.
Sin mencionar en ningún momento la palabra muerte, el profesor ofrece como ayuda psicológica a una enferma dejar constancia de lo que quiere que suceda con su familia una vez que ella falte. Esto, explica, le permitirá abordar una situación real con la que no quiere abrumar a su familia.
Pero, ¿por qué una rama específica para la oncología y no para otras enfermedades? Según María Díez Trill, “el hecho de que exista la psicooncología no quiere decir que no se necesite para otras especialidades médicas también”.
Cruzado, por su parte, lo tiene claro: “Es la enfermedad más temida. Aunque ahora es falso, la gente asocia el diagnóstico de cáncer a muerte. Además, tenemos el problema de la calidad de vida; en España, habrá cerca de un millón de supervivientes de cáncer, que también tiene necesidad de ayuda psicológica por los problemas de adaptación que les supone la enfermedad”.
Otra característica que hace del cáncer una patología que necesita de especial apoyo psicológico es la larga duración de los tratamientos.
Pero el campo de la psicooncología va más allá de los enfermos. Como señala Díez Trill, “uno de sus múltiples roles es entrenar a médicos sobre, por ejemplo, cómo tratar a un enfermo moribundo o cómo responder a preguntas difíciles”.
¿Existe la fórmula mágica? Para Díez Trill, no: “Hay que hacer uso de la empatía y la escucha activa; no es fácil, porque no sólo es oír lo que los pacientes dicen con las palabras, sino también lo que expresan sin ellas”.
Te he mirado a los ojos como siempre
aunque sé que te han rapado la cabeza
y no sé con certeza lo que sientes
al saber que yo sé lo que tu piensas.
Pero déjame decir con la franqueza
que siempre hemos hablado…
que hoy estás más hermosa
con el pelo rapado.
Porque te veo cercana,
porque te veo más mía,
porque sin tí no sé si viviría
a pesar de este golpe
que la vida nos da
por la mañana.
Te quiero con tus rizos o sin ellos
te quiero como eres;
te quiero porque quieres
compartir conmigo esta alegría
de ver amanecer
y saber que es mentira
que todo se nos escapa
entre las manos.
Déjame que las cierre, vida mía
y que apriete las tuyas
hasta impedir
que se escape ni un segundo
de esta felicidad
que tú me has dado.
Paco Benítez-Aguilar
Adra (Almeria- Spain) May 2008
El tema es muy serio, pero siento decirlo, que el poema no tiene nada de especial. Bastante simple, como un niño de unos 7-8 años. O tal vez lo escribió un niño de esa edad- si es así tiene madurez. De lo contrario, es demasiado inmadura, llena de lugares comunes, de palabras que no enganchan, como tiene que hacer un poema bueno.
Siento si el niño se enfada conmigo. Sorry.
Bibiana, de California
Pues a mi si me ha gustado, aunq realmente eso es lo de menos vuelve a crecer…
Pero esto no se olvida facilmente: “La mujer de blanco viene de nuevo y entonces empieza la tortura… Me clava agujas,introduce en mi cuerpo un veneno de color naranja y empiezo a sentirme mal. Me invaden los sofocos y la angustia…¡QUIERO QUE ESTO SE ACABE!
Pero no hay piedad para mi… me echan a la calle con la promesa de que me atraparan de nuevo. Me siento mareada, débil, rabiosa, “sola” aunque por suerte rodeada de gente q me quiere, pero q sufren por mi… y pasados veintiocho días, cuando ya me siento mejor….
Se que tengo que volver de nuevo a la sesión de quimioterapia.”
Esto lo hemos sentido muchos, aunq por suerte yo lo puedo contar…. y esta muy bien que nos ayuden los psicologos y los medicos yo no tengo queja, un gran equipo en LA PAZ… Gracias