Cada maestrillo tiene su librillo dice el refranero. Y no puede ser de otra manera. Cada profesional tiene un enfoque diferente a través del cual ve su profesión e interpreta lo que considera vital para conseguir un buen resultado.
En mi caso un buen resultado de un trabajo personal pasa por lograr la independencia de la persona. No entiendo el trabajo que se dirige a que la persona cada vez necesite de más sesiones. ¿Es eso bueno para alguien además de (económicamente) para el terapeuta? En mi opinión no.
Conseguir, lo antes posible, sentirse libre es la meta que busco en cada una de las personas con las que trabajo. Para mí sentirse libre es:
- Conseguir la creencia de autoeficacia ante las situaciones y retos vitales.
- Gestionar los recursos propios para no caer en el punto más bajo en el que se ha estado anteriormente y autorregular recursos frente a exigencias del entorno para estar en una situación más próxima al bienestar.
- Entender las circunstancias vitales como oportunidades para sacar el potencial individual convertido en máximo rendimiento.
- Ser cada persona su propio psicólogo, en el sentido de ser quien mejor se conoce, entiende y comprende y, en consecuencia, quien mejor puede ayudarse a sí misma en cada situación.
- Recurrir a consulta ante situaciones nuevas para las que la persona no está entrenada y, por tanto, necesita un entrenamiento mental específico que le permite rendir como en situaciones trabajadas previamente.
Esa es mi definición de sentirse libre. Creo que es lo que todos queremos conseguir. Ser autosuficientes, conscientes de nuestras capacidades y de nuestras limitaciones. Dar lo mejor de nosotros mismos cuando algo está enmarcado dentro de nuestra capacidad y recurrir al entrenamiento mental específico cuando algo se enmarca dentro de uno de nuestros límites.