Quisiera saber qué medidas tomar para que los miembros de un equipo se impliquen con el concepto de grupo y sean menos individualistas.
El concepto de individualismo subyace a una creencia de cada jugador de que por separado son capaces de destacar más que jugando en grupo. Desde esta perspectiva, cada jugador se siente superior al resto, se autoperciben como estrellas que deben desarrollar ese rol para destacar y ser consideradas como tal.
Por mi experiencia con profesionales, no he conocido nunca a un jugador que se crea peor que otro de su equipo. Es curioso ver cómo a pesar de que en un equipo los diferentes roles están cubiertos, cada jugador cree que desempeña un rol diferente al que muestra una vez llegado el momento de demostrarlo.
Partiendo de esta base (tener jugadores individualistas que menosprecian a los compañeros y, por ende, al grupo) la única alternativa es hacerles ver que por separado no pueden conseguir nada. Necesitan al grupo para desarrollar sus habilidades.
Para lograr esto tienes diferentes opciones. Si has leído cuestiones anteriores podrás ver que suelo recomendar una técnica de aprendizaje cooperativo, que consiste en que cada individuo del grupo se especialice como maestro de un apartado del juego (entradas, rebotes, tapones, dribling, etc) y que así cada compañero le vea como útil para su propia formación y, por tanto, le respeten.
Si tus jugadores son tan individualistas como me comentas en tu e-mail, probablemente esta técnica no sea efectiva con ellos, ya que una vez que aprendan lo necesario de cada compañero (aunque para ellos no sea necesario aprender nada de nadie, ya que son muy buenos individualmente bajo su juicio) se sentirán más superiores a ellos que antes de haber aprendido sus “secretos”. De este modo, te recomiendo que trabajes con tus jugadores en dos fases.
La primera fase tiene como objetivo hacer más humildes a los jugadores. Les demostrarás que realmente no son tan buenos como creen retándoles a realizar ejercicios para los que no estén capacitados. Por ejemplo, con jugadores bajitos pídeles que hagan cosas de hombres altos (mates, rebotes, tocar la zona alta del tablero, taponar) y a los altos lo propio de los bajos (rapidez botando, buen manejo del balon, buenos pases rodeado por dos defensores, rápido y efectivo dribling). De este modo, desarrollarán una tarea para la que no están preparados, pero que sus compañeros realizan a la perfección. Esta primera fase se ha de desarrollar durante al menos una semana o diez entrenamientos.
La segunda fase consistirá en fomentar el juego en equipo. Cada hombre alto se emparejará con un hombre bajo, de modo que el alto enseñe al bajo a taponar, rebotear, mejorar su salto, etc. en función de sus posibilidades y el bajo intente instruir al alto en manejo de balón, capacidad de pase y velocidad de dribling. Así conseguiremos que cada jugador comprenda que gracias a sus compañeros es mejor.
Tras estas dos fases se retomarán los partidos en los entrenamientos y veremos resultados inesperados al comienzo de las fases de intervención: juego en equipo.
Desde esta nueva mentalidad grupal, cada uno de los conceptos que el entrenador inculce referentes al juego colectivo serán aceptados.
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